martes, 31 de mayo de 2011

El regalo que nos deja mayo


Mayo llega a su fin y no ha estado nada mal como mes. Aparte de en lo personal, en lo social y político casi podemos decir, sin temor a exagerar, que el escenario español ha cambiado notablemente del 1 al 31 de mayo. Muchas cosas han pasado en estos 31 intensos días y yo, que he preferido esperar para no escribir en caliente, quería dejar que transcurrieran los días para hablar del movimiento del 15-M.

El hartazgo de la situación política, el asco que produce la corrupción, las injusticias sociales, el elevado desempleo y la sensación general de vivir en una época 'basura' (no porque la época lo sea, ni mucho menos, si no porque determinadas instancias quieran apostar por un 'basura way of life': política basura, comida basura, televisión basura) formaba el caldo de cultivo ideal para que se produjera una auténtica revolución social. Nada que ver con viejas y caducas revueltas anteriores, que pudieron ser fascinantes en su día, pero que responden a una situación concreta muy diferente de la actual.

Esta generación que lo tiene todo ha salido a la calle. Ha recuperado (en parte, con matices) el espíritu de la democracia, en el sentido de volver a colocar la política en el primer plano de la esfera social, pero no la agenda política marcada por los grandes partidos, si no enfocada desde lo popular, desde la ciudadanía. Reflexiones, ideas, propuestas han ido bulliendo estos días y ha sido fantástico y estimulante. Creo que en general el movimiento del 15-M ha sido recibido por una gran ola de simpatía, desde adolescentes hasta personas mayores, pero los más críticos les piden concreción ya o les acusan de idealismos que no llegarán a nada concreta. Tiempo al tiempo.

Una de las sensaciones más generales de esta época (a mí al menos me pasa con mucha frecuencia) es la de vivir en un torbellino informativo constante, en el que el nuevo tweet sustituye al anterior, todo pasa demasiado rápido y apenas hay tiempo para dirigir tanto cambio, tanta información, tanto nuevo estímulo. El 15-M es una voz, es una ola, es un movimiento, es una reacción. Es un bebé que da sus primeros pasos. Démosle tiempo para que se articule, construya, proponga, se siga movilizando y alterando conciencias. Démosle tiempo para que sirva para sembrar las semillas de una sociedad mejor. Si no servirá para cambiar el país, al menos que encuentre la forma de seguir denunciando lo que es injusto y que el ciudadano vuelva a recuperar el protagonismo que le corresponda.

El 15-M ha sido el soplo de aire fresco en una campaña electoral cansina y reiterativa. En el tiempo ha coincidido con el gran triunfo nacional del PP en las elecciones autonómicas y locales, pero no es que de golpe todo el mundo se haya vuelto del PP, si no que hay una gran ola de descontento hacia el PSOE, que tiene que iniciar su travesía en el desierto para afrontar una nueva etapa. En todo caso la ciudadanía (o al menos la parte más activa) ha mostrado interés por volver a hablar de la política, de dejar de pensar que todo 'es basura', que todo es negro, que no sirve de nada quejarse, para intentar cambiar las cosas. Siempre los más visibles son los que van por delante (los acampados, aquellos que sufrieron la represión policial en Barcelona), pero no hay que dejar de lado que en este mundo de redes sociales, las ideas se van sembrando y germinando y este podría ser el perfecto inicio de una etapa en la que el ciudadano vuelva a ser crítico y busque formas para expresar su indignación.

Indignaos, ya lo dijo Stéphan Hessel, que a sus 93 años se ha convertido en el icono inspirador de toda una generación. El tiempo dirá en qué queda todo esto, a más largo plazo, pero de momento saludamos con optimismo a un 15-M, a una petición de democracia real ya, que es el regalo que nos deja el mes de mayo.

Atentos, que llega junio y en los próximos 30 días tienen que pasar muchas, muchas cosas...

lunes, 23 de mayo de 2011

Nos vemos en Sol

Cuando alguien usa las palabras mejor que tú tienes que citarlo. Comparto esta entrada de mi amiga Nazaret y os la recomiendo, además de que sigáis su blog, siempre interesante y con muchos datos y una visión crítica de la realidad política. Bravo Nazaret!


http://sambaytango.blogspot.com/2011/05/nos-vemos-en-sol.html

martes, 17 de mayo de 2011

Versiones eurovisivas excesivas

Eurovisión hay que verlo con las gafas del petardeo y la frivolidad. No es para tomárselo muy en serio. Si hace décadas era un festival al que cada país mandaba a sus mejores intérpretes de canción ligera, en los últimos años se ha convertido en un puro espectáculo, donde apenas hay cabida para la calidad artística (con alguna honrosa excepción). Aunque desde el punto de vista petardo funciona perfectamente, hay que divertirse entre amigos y comentar los estilismos imposibles, los estribillos petardos y las puestas en escena impactantes. Con Eurovisión hay que dejar de lado los criterios artísticos, musicales y ni siquiera irritarse por el mal resultado de España año tras año (algunos cuestionan que se gaste dinero en eso, por lo que proponen que el país deje de presentarse, directamente) y disfrutarlo como lo que es: un espectáculo perfectamente reivindicable desde el kitsch y el exceso!
En los últimos años se han hecho versiones diferentes y excesivas de algunos temas eurovisivos. Por ejemplo la siempre excesiva Terremoto de Alcorcón versionó el tema con el que France Gall ganó el festival en 1965, representando a Luxemburgo, 'Poupée de cire, poupée de son". Como suele hacer la Terremoto, cambia la letra de la canción con su estilo humorístico para convertirla en una muñeca de Alcorcón.

El indie-pop, con su habitual eclecticismo y búsqueda constante de referencias, también ha sentido cierto interés por Eurovisión. Aquí una versión 'electrónica' del grupo pop barcelonés Hidrogenesse versionando la rumba con la que Remedios Amaya representó a España en el festival en 1983. Míticos resultan ya sus pies descalzos y su 'cero points'.


En 1961 España acudió por primera vez al festival, creado en 1956. con Conchita Bautista interpretando esta canción popular y bailable 'Estando contigo'. Cincuenta años tiene y sigue sonando en verbenas populares. En esta ocasión la interpreta una de las grandes voces del pop en español (a mí me encanta, pero reconozco que tiene un punto petardo): Marta Sánchez

Diez años después acudió Karina, ganadora del concurso 'Pasaporte a Dublín'. Una eurofan declarada como Alaska, que igual participa en el Festival de Benicassim que sale en programas de corazón, permitiéndose estar en todas las salsas y manteniendo gran apoyo popular, hizo otra versión 'electrónica', en una gala especial de Televisión Española, dedicándosela a la propia Karina.


Finalmente termino esta entrada dedicada a versiones diferentes de canciones de Eurovisión con un popurrí interpretado por los concursantes de la primera edición de Operación Triunfo. No faltan el mítico La, la, la de Massiel, mi canción favorita de Eurovisión, Waterloo, de ABBA, 'Bailar pegados', de Sergio Dalma, o el 'Canta y sé feliz', de Peret. Y Rosa López, que representó a España con 'Europe´s living a celebration', canta mi canción favorita del festival en castellano: 'Eres tú'.



Nostálgico, mítico, petardo, friki y frívolo, el festival ya está lleno de artistas clásicos y sirve de plataforma a países europeos de reciente creación. Con una curiosa mezcla de política y música, es un puro espectáculo y los datos de audiencia siguen siendo espectaculares. Reivindico Eurovisión desde el petardeo y lo frívolo, que también le dan su encanto a esta espesa y seria vida. ¡Viva Eurovisión!

jueves, 12 de mayo de 2011

Nostalgia charra


Esta noche vi en televisión un fragmento de un programa de reportajes callejeros, en los que salían un grupo de estudiantes que vivían en Salamanca. Y esos minutos televisados no los vi como otras muchas noticias a lo largo del día, si no que me hicieron evocar numerosos recuerdos y sentimientos. Me vino nostalgia charra. Entre 1998 y 2002 tuve la suerte de poder estudiar en esa ciudad y pasar allí un verano haciendo prácticas. Me han venido numerosos recuerdos de grandes momentos vividos, de paseos, de noches de fiesta, de clases, de risas y compañía con amigos. Amigos que nacieron cuando apenas tenía 18 años y que ahora, ya cumplidos los 30, me siguen acompañando. Y siempre evocamos con nostalgia y cariño aquella época.

La mía fue en Salamanca, pero la de otros en muchas ciudades. La etapa universitaria es única y decisiva en nuestras vidas y se recuerda con enorme cariño y nostalgia cuando van pasando los años. Con mayor nostalgia cuantos más pasan. Cuando la vivimos apenas somos conscientes de que son algunos de los mejores años de nuestras vidas, que tenemos que vivirlos con máxima intensidad, usarlos como lección de vida y tomar glóbulos rojos para todo lo que vendrá después, que será dura. Porque esos años se fueron para siempre y de ellos solo queda el recuerdo y la evocación de tantos y tantos momentos felices vividos, en mi caso en Salamanca.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Nella fantasia (reflexión con un toque optimista)

Nadie pasa por este mundo como si nada. La vida es un proceso enormemente complejo. Decía Paul Auster que la vida es el tiempo que transcurre entre nacer y morir y lo que pasa en medio no tiene demasiado sentido. Y mira que pasan cosan. También dice que una vida sólo es reducible y comprensible en sí misma. Constantemente estamos en contacto con palabras como muerte, vida, nacimiento, dolor, pena, sentimiento. Pero son solo eso: palabras escritas en un blog. Ahora, cuando son hechos, cuando son vivencias, cuando son sentimientos, son tantas cosas que no pueden expresarse.

Parece que está todo dicho ya. Ni mucho menos. La vida se renueva cada día. Mientras estás leyendo estas líneas un nuevo ser humano acaba de venir al mundo, un chico roba su primer beso a una chica, dos adversarios políticos debaten y se insultan mutuamente, alguien siente que nada tiene sentido, un anciano se emociona recordando sus vivencias de juventud y una mujer misteriosa rompe la calma de la noche con una risa misteriosa. Todo está pasando a la vez, pero no podemos pensarlo. No podemos visualizar todo ni fantasear con todo lo posible y lo imposible. Ni siquiera los genios más preclaros han podido hurgar en todos los múltiples recovecos del alma humana. Tampoco sentirlos ni explorarlos. La vida es enorme, misteriosa, fascinante, única, increíble, ecléctica, excesiva, compleja, emocional, tan llena de cosas y en ella te puedes sentir tan vacío, tan perdido, tan lleno de dudas y miedos, sentir todo y nada en el mismo minuto...

Pero ese camino se hará más llevadero si hay una persona al lado. Da igual quien sea. Da lo mismo que sea un amante, una madre, un amigo, un novio o un desconocido. Siempre he confiado en la bondad de los desconocidos, dice Blanche DuBois en Un tranvía llamado deseo. Esta vida es muy compleja y aunque viviéramos cien años, aunque pudiéramos viajar a todos los países, conocer todas las culturas, sentir, hacer el amor con diversos amantes, practicar todos los deportes, investigar las ciencias, retener toda la información que hay en Internet y descubrir todas las religiones existentes... no dejaríamos de seguir buscándonos a nosotros mismos. El hombre nunca se da por satisfecho, no lo hice en el pasado, no lo hace ahora (con la que está cayendo) y no lo hará jamás. Es la condición humana. Nunca está todo dicho, nunca se está de vuelta de todo (aunque haya tanta pose al respecto), nunca se tienen todas las respuestas. Ni se tendrán. Ni falta que hace...

Ni la ciencia ni la religión ni el arte tienen el discurso definitivo, la salvación, lo que pueda consolarte. Ni siquiera en los demás. Posiblemente ni en ti mismo lo encontrarás. Pero hay que seguir buscando, caminando siempre. No conformarse, no resignarse. Hay otros mundos, pero están en este. Estés pasando por un momento pletórico o por un momento desastroso, recuerda que la vida siempre se abre paso. Continuamos nuestro camino, convencidos o por pura inercia, exultantes por tener un nuevo amor o desorientados en todos los aspectos. Pero la vida continúa siempre. Los que no seguimos somos nosotros cuando nos llega la hora de cruzar la puerta que todos, tarde o temprano, tendremos que cruzar...

El arte explica mejor la vida que la ciencia, el periodismo o incluso la filosofía. El sentimiento que me aporta una canción es tan profundo, tan hondo, tan lleno de matices... que es muy difícil incluso de explicar. Necesitamos sentir, necesitamos un hombro en el que apoyarnos, una sonrisa amiga, para hacer más llevadero el camino en este valle de lágrimas, en este paraíso en la tierra, en esta suma constante de hechos, circunstancias, altos y bajos, claros y oscuros que conforman una vida, con todo lo que ello supone.

En una noche como otra cualquiera la voz de Sarah Brightman resulta balsámica. Y nos recuerda que en la fantasía ve un mundo claro, donde la noche es menos oscura. Querido lector te invito a olvidarte por un segundo de la crisis, del paro, del terror, de la violencia, de la guerra, de la injusticia, del ruido vocinglero de la campaña electoral, de ti mismo, de los demás, del caos mundano, de la vida y hasta de la muerte... solo cierra los ojos y escucha. Nella fantasía... Buenas noches y buena suerte


lunes, 9 de mayo de 2011

Cambalache, siglo XXI (reflexión con un toque pesimista)

El tango 'Cambalache' es una feroz sátira, una irónica mirada no sólo a una sociedad concreta, si no al mundo entero. Su comienzo ya es potente: 'Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé, en el 506 y en el 2000 también'. Siempre me ha gustado este tango, así como las canciones-contenedor de Sabina o las películas corales, en las que vemos fragmentos de realidad, pequeños trazos de vida de múltiples personajes, quedándonos con una impresión general de cada uno de ellos, sin llegar a entender a ninguno en profundidad.

"Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor" sigue diciendo el tango, compuesto por Enrique Santos Discépolo en el año 1934. Es significativo que esta canción viera la luz en plena época de entreguerras, cuando el mundo había vivido la Gran Guerra y los locos años 20. Pero esta canción no ha perdido en nada su actualidad, al contrario, en youtube pueden encontrarse vídeos, como el que sigue, que la ilustren con imágenes de este loco mundo en el que vivimos.

¿Loco mundo? Igual en todas las épocas el ser humano ha tenido la sensación de que su época es la peor (o dándole la vuelta la mejor) época posible. Ésta en la que vivimos es sumamente interesante, pero a la vez caótica, cansina, redundante y ecléctica. El fin de la historia, posmodernidad, la tiranía de la mediocridad, muchas voces hablando, demasiado ruido, poco sentido, yo defiendo "mi verdad", tu defiendes "tu verdad", multiculturalismo, choque de civilizaciones, la dictadura del relativismo. Tan mala es la falta de información y la censura como la sobreinformación, que nos atonta e idiotiza con su ruido presuntamente democrático en el que se acaba por no oír nada. ¿Protagonistas? Bin Laden, Sarkozy y Carla Bruni, Cristiano Ronaldo, Belén Esteban, Obama y Lady Gaga. Ahí vamos...

"Allá en el horno nos vamos a encontrar", sigue diciendo el tanguista.. y es que este mundo es un loco cambalache, caótico, fascinante, absurdo, único, pero también es el único mundo que tenemos (y es tan grande, tan grande que en una vida entera dedicada a viajar sólo podríamos conocer una mímina parte de este planeta azul y verde). "Soñarás con otro mundo, pero te vas a despertar una y otra vez en este", dice uno de los personajes de 'La mujer del anarquista'.



Nota: el reverso optimista de esta canción sería 'No hay nadie como tú' de Calle 13 (2008)

jueves, 5 de mayo de 2011

Las lágrimas de Solón



Un pedante que vio a Solón llorar la muerte de un hijo, le dijo: "¿Para qué lloras así, si eso de nada sirve?". Y el sabio le respondió: "Por eso precisamente, porque no sirve".

Claro está que el llorar sirve de algo, aunque no sea más que de desahogo; pero bien se ve el profundo sentido de la respuesta de Solón al impertinente. Y estoy convencido de que resolveríamos muchas cosas si saliendo todos a la calle, y poniendo a luz nuestras penas, que acaso resultasen una sola pena común, nos pusiéramos en común a llorarlas y a dar gritos al cielo y a llamar a Dios. Aunque no nos oyese, que sí nos oiría. Lo más santo de un templo es que es el lugar a que se va a llorar en común. Un miserere, cantado en común por una muchedumbre, azotada del destino, vale tanto como una filosofía. No basta curar la peste, hay que saber llorarla. ¡Sí, hay que saber llorar! Y acaso ésta sea la sabiduría suprema. ¿Para qué? Preguntádselo a Solón.

Miguel de Unamuno: Del sentimiento trágico de la vida 

miércoles, 4 de mayo de 2011

Lost, de nuevo


Este año he revisionado las seis temporadas de mi serie de televisión favorita: LOST (Perdidos). El 24 de mayo del año pasado ya le dediqué dos entradas (Estamos perdidos y Seguimos estando perdidos) y vuelvo a escribir sobre ella. Tras comprarme el pack con las seis temporadas, el pasado 1 de enero inicié el revisionado, que culminó el pasado sábado día 30 de abril. Durante estos cuatro meses he visto las seis temporadas de nuevo, con otra mirada, fijándome en los detalles, intentando profundizar e ir más allá, disfrutando por segunda vez de tantas horas de televisión.

LOST es quizás la punta de lanza de un nuevo estilo narrativo en la televisión estadounidense. Muchos críticos coinciden en que las series están viviendo una época de esplendor y que su calidad es superior a la media de lo que ofrecen las salas de cine. Articuladas en capítulos de unos 40 minutos de televisión, con sus respectivos fundidos a negro para dejar paso a los anuncios publicitarios, son pequeñas obras de arte, en la que todos los aspectos están sumamente cuidados: desde los narrativos hasta los técnicos, además de rodadas en formato televisivo. El panorama audiovisual se ha enriquecido muchísimo.

Si bien los temas de los que hablamos suelen ser los mismos de siempre (amor, odio, lucha, enfrentamiento, viaje del héroe, superación personal), la forma de contarlo se va haciendo más sofisticadas y en Perdidos hay una clara mezcla de géneros (aventura, acción, romance, drama psicológico). La serie está muy bien escrita y es básicamente una serie de personajes. En esta segunda revisión de la serie he disfrutado con las partes de acción y las de entretenimiento, pero me sigo quedando con que nos cuenta las historias de una serie de personas cuyas vidas van a la deriva y, de repente, sufren un accidente aéreo y a partir de ahí empiezan una vida nueva. Tienen que partir de cero, organizarse, hacerse fuertes, empatizar, establecer lazos con la gente que les rodea y, en definitiva, buscarse a sí mismas.

Es cierto que LOST no es perfecta, que deja muchos cabos sueltos, porque la serie fue adquiriendo un tono de ciencia-ficción, planteando numerosas preguntas al espectador y al final los guionistas optaron por un cierre de una gran carga simbólica y espiritual. La serie regala imágenes hermosas, de gran belleza, cuenta con personajes carismáticos e inolvidables y también nos deja lecciones de vida: merece la pena seguir adelante, hay que pelear, por mucho que sufras ese conocimiento te servirá de aprendizaje para el futuro, las cosas pasan por una razón, aunque no la sepamos...

Perdidos trata al espectador como a un ser inteligente, es una serie para el siglo XXI, con un reparto coral, personas de muy diversos países, razas y lenguas. Todos unidos en una pequeña Babel, en una isla que queda a medio camino entre el cielo y el infierno, en el purgatorio... en el lugar que saca lo mejor de nosotros mismos y donde se producen milagros. LOST es un placer para los sentidos, un estímulo intelectual, una fiesta audiovisual y una serie que marca un antes y un después. La vida continúa y hay vida después de Perdidos. Ahora tengo que pensar cuál será la próxima serie a la que me engancharé... ¿Mad men tal vez? Os mantendré informados, amigos lectores.

Me despido citando al mítico John Locke y su mantra, repetido a lo largo de las seis temporadas: "no me digas lo que no puedo hacer".