martes, 27 de diciembre de 2011

Maktub


Acabo de llegar del cine de ver 'Matkub'. No tenía previsto verla, porque habíamos pensado en 'El Rey León' en 3D, pero tras una larga cola nos encontramos con que ya no había funciones del éxito de Disney, así que por casualidad, porque nos gustaba esta más que cualquier otra de la cartelera o porque 'estaba escrito', hemos visto 'Maktub'.

Me encanta el cine y me ha gustado ver 'Maktub'. Quizás no pase a la historia del cine, ni lo pretende, ni tampoco aporte nada nuevo a la cinematografía mundial ni sea creativa ni revolucionaria en ningún aspecto. Ni falta que hace. 'Maktub' es una historia, una historia necesaria, cercana, humana, sensible, que no sensiblera, simpática, amable, sin caer en 'la vie en rose' ni en el almíbar azucarado. Para empezar cuenta la historia, inspirada en un caso real, de un niño enfermo de cáncer. Un encuentro casual con un hombre de mediana edad, en plena crisis vital, supondrá un cambio para todos los que le rodean.

Con un reparto con actores internacionales y grandes nombres del cine español, 'Maktub' es un cuento navideño, es una reflexión humana, es una invitación a creer, a valorar lo que tenemos y a tener confianza en el ser humano. Hermosa, emotiva, recomendable. ¿Crees en el destino? Buena pregunta... no lo sé, aunque muchas veces parece que las cosas no pasan en balde y que las personas llegan a tu vida cuando más falta te hacen. Cuidemos esas pequeñas cosas que enriquecen tanto nuestras vidas...

lunes, 26 de diciembre de 2011

El sentido de la vida


Hoy, día de Navidad, he visto dos películas muy diferentes entre sí, tanto por época como por concepto y estética. Primero vi con mis padres 'Vacaciones en Roma', deliciosa comedia en la que Audrey Hepburn brilla y llena la pantalla, en una capital de Italia encantadora, de postal, en la que nada malo puede suceder. Después he visto con mi amiga Loli 'El sentido de la vida', cuarta y última aventura cinematográfica del políticamente incorrecto grupo Monty Python. En esta entrada no voy a hablar de la película, aunque me reí con sus ironías, su visión ácida de la vida y su crítica de la sociedad británica (que se pueda extrapolar al resto del mundo) en muchos aspectos: religioso, militar, social, político, capitalista... Muy divertida, para nada es la típica película navideña, más bien sería el reverso petardo de 'Qué bello es vivir'.

Así que, sin ser nada pretencioso, esta noche escribiré sobre el que sea, quizás, el tema por excelencia. Del sentido de la vida. Vamos allá. Resulta curioso a veces tomar conciencia de la propia vida, de la existencia. Yo personalmente creo que la tuve bastante tardía, apenas conservo recuerdos infantiles (pero eso ya es otra historia). Con todas nuestras diferencias, que son enormes y en muchos casos irreconciliables, la vida de cada ser humano tiene elementos comunes con los de otros, que hacen que se puedan extrapolar una serie de temas universales, básicos, que configuran la condición humana (amor, vida, sexo, muerte, deseo, proyectos, conflictos, ilusiones, amistad, alegrías, esperanzas, crisis, engaños, ascensos y caídas). Después la formación, los gustos, los intereses, la manera de ver el mundo, si somos religiosos o no (y de qué religión somos o en qué forma la practicamos), la cultura... irán formándonos a cada uno como personas y hará que seamos tan diferentes y que empaticemos con unos en lugar de con otros.

Hace poco en la sección de Psicología de El País Semanal leí unas palabras sencillas, pero a su vez impactantes y valiosas: "El que no sabe para qué vive, el que no tiene un objetivo en la vida ya tiene uno: encontrarlo". De maneras muy diversas, claro, pero una de las características que conforman al ser humano, y le hacen ser como es, es la conciencia de la trascendencia. Oscilamos entre el cielo y el suelo. Aspiramos a lo mejor y muchas veces somos un fracaso.Vivimos en un constante equilibrio inestable entre lo que pensamos, lo que queremos, lo que decimos, lo que hacemos y lo que somos... Hay tanta pequeña vanidad en nuestra tonta humanidad enceguecida... como cantaría Eladia Blázquez.

Algunas ideas tomadas de aquí o de allí, pero que comparto. El mundo continúa, los que no seguimos somos nosotros. Nada tiene demasiada importancia, para la humanidad, el mundo o para el universo, pero para mí que estoy vivo y estoy en un aquí y un ahora concretos mi mundo es lo más valioso. Todos nos necesitamos. Merece la pena seguir adelante. Sigamos caminando, aunque siempre tenemos que contar con que somos falibles, somos polvo, somos basura, pero también somos proyecto, somos futuro, somos palabra, somos cultura, somos memoria, somos apoyo y somos parte de la historia del mundo. Cada uno va construyendo su mundo y su historia. Casi ninguna tarea puede darse por acabada. Nunca podemos darnos por vencidos... Si tuviera más talento y más capacidad, intentaría desarrollar estas ideas en libros, proyectos o entradas en blogs, pero creo que bastante se ha dicho ya. Y se seguirá diciendo. Que tome la palabra ella, La Negra Sosa, que en esta canción, si no dice cuál es el sentido de la vida (no creo que exista en un sentido absoluto, cada uno va encontrando 'bolsas de sentido' a lo largo de una existencia, que en muchos casos pueden ser asumibles por una sociedad o una cultura, en un deseo de universalidad), pero en todo caso se aproxima bastante a cómo lo veo yo...

Honrar la vida. Buenas noches. Buena suerte. Y feliz Navidad.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Adiós miss perfumado


Cesaria Évora nos ha dejado. Aunque sea  un tópico mil veces repetido, cuando un artista abandona este mundo, a todos los que nos quedamos nos deja un legado enorme. Más allá de los recuerdos y la relación personal con aquellos a quien pudo conocer (un aspecto que compartimos todos), el artista trasciende, ya que deja su obra, sus vídeos, su música, en definitiva su legado, que sigue siendo un lugar de encuentro, de búsqueda y de inspiración para artistas contemporáneos y muchos que vengan posteriormente.

Descubrí hace unos años a Cesaria Évora y me cautivó desde el principio su hermosa voz grave, su sensibilidad, su capacidad expresiva en unas canciones profundas, íntimas, alegres, tradicional de su país, Cabo Verde, pero con una profundidad que le hacía llegar a muchas partes del mundo. El arte que es hermoso, bello, emotivo, que tiene cosas que aportar y que decir vence las diferencias idiomáticas y culturales para llegar a las personas que tienen sensibilidad. He escuchado sus canciones y como anécdota personal diré que cuando este año celebré mi 31 cumpleaños, en un momento tan mágico y especial como una cena en Il Buco en Nueva York, esa noche la banda sonora que nos acompañó a mi amigo y a mí fue una selección de música de varios países, no anglosajones. Una de las voces que sonó aquella noche fue la de Cesaria Évora.

70 años no es una edad demasiado tardía para irse de aquí. Pero también son siete décadas de experiencia, de camino, de vitalidad, de aprendizaje. Cesaria Évora es un gran ejemplo de que la música es internacional y universal, era conocida como la diva de los pies descalzos, por esa costumbre al salir al escenario, y en los últimos años de su vida recibió reconocimientos y múltiples premios del 'establishment', entre ellos el Premio Grammy. Hay en ella ese halo de autenticidad que escapa a las multinacionales y a las tiranías de las discográficas, las discográficas o las tendencias efímeras. Estoy convencido de que cuando muchos de los cantantes que ahora copan las listas de éxito hayan pasado, seguirá sonando una voz que, en lengua portuguesa, con un tono entre el susurro maternal, el eterno lamento femenino y esa 'saudade' que la hace única, nos seguirá contando historias la gran Cesaria Évora. Adiós, miss perfumado


miércoles, 7 de diciembre de 2011

Escalera


En esta escalera transcurre gran parte de tu vida. La subes, la bajas, peldaño a peldaño. No reparas en ella. ¿Está ahí siempre o solo existe cuando tú la usas? Qué más da. Algunos se quejan y creen que es necesario un ascensor. Tú, que eres un romántico, sigues defendiendo la idea de que tu veiejo piso permanezca sin sucumbir ante otro elemento de la modernidad. La escalera te lleva a tu piso, pero también al piso del vecino. Es obvio, pero no reparas en que sin ella no llegarías al sitio que necesitas. Vale, es cierto que a veces cansan los peldaños. Las piernas se resienten. Pero no deja de tener algo poético, algo ligero e ingrávido. Volver la vista atrás y mirar el piso superior... Quizás has visto demasiadas películas y sabes que, cuando va a pasar algo gordo, gordo, siempre aparece una escalera...