lunes, 27 de septiembre de 2010

Aleluya, palabras antes de entrar en la treintena


Tenía que llegar esta entrada. Una de las últimas entradas como veinteañero. Y llegó, ya está aquí, llegó el momento de enfrentarse al miedo al folio en blanco o, en este caso, al blog en blanco y a escribir. De eso se trata, ni más ni menos. Ay la celebritis, estamos celebrando todo: el milenario, los 200 años, los 100 programas de televisión o que hace cinco minutos que nos conocimos por facebook. El caso es celebrar, se celebra todo, desde las fechas más pomposas en el calendario hasta el aniversario del invento de un producto pop.
Podría decir muchas cosas, pero no quiero ser espeso, no quiero ser frívolo tampoco, no quiero ser profundo, no quiero citarme a mí mismo. ¿Cómo hablar? Ese fue el título del primer artículo de opinión que escribí en prensa, parafraseando a Amaral. Me encanta esa canción. Podría poner un párrafo-contenedor y citar a Paco Toronjo, Tales de Mileto, Lady Gaga, los hermanos Calatrava, Poe, Mozart, Chomsky, Belén Esteban, Sarkozy y Carla Bruni, Lola Flores o Akira Kurosawa. Podría contar anécdotas, recuerdos de vida, todo eso se queda pa mí, no es el sitio ni tengo ganas de recordar. Estamos en el aquí y en el ahora.
Sólo dos cosas, muy sencillitas, nada de intelectualismos. Una vez me contaron una anécdota que me gustó mucho, se me quedó grabada, por lo humana y lo verdadero. Por lo mucho que dice de nuestra sociedad y, en definitiva, de nosotros. Son hechos reales. Pasó en Madrid, en el metro. Entre toda la gente que pide a diario una limosna, había un hombre que estaba loco. Lo decía, lo reconocía. Estaba loco. Gritaba, estaba mal, no era feliz. Y soltó una frase que en toda su sencillez es horrible, rotunda y desesperanzadora. "Yo no quiero a nadie porque nadie me quiere a mí".
Motivos para el pesimismo. Eso siempre, ya sabéis, todos los que queráis y más. La insoportable levedad del ser, conflictos diplomáticos, tú en tu casa y yo en la mía, la imposibilidad del consenso, dolor y muerte. La primera contradicción: estamos aquí sin quererlo. Hemos nacío y hay que apechugar, pero nadie elige nacer. Sí puedes elegir qué hacer con el tiempo que te ha sido dado, eso sí que es otra historia.
Motivos para el optimismo. Pues claro, eso siempre, estamos vivos. Alegría, amistad, viajes, diversión, solidaridad, encuentro, una mirada, tú mismo o tú misma, lo que somos y podemos ser. El proyecto vital. Una palabra tuya bastará para sanarme. Y un listado de motivos, sensaciones y sentimientos en esta canción de Luis Eduardo Aute, que versiona Massiel. Hace poco se la dediqué a una amiga y espero que le haya servido. Felicidades a todos, felicidades a mí, el 1 de octubre es mi cumpleaños y caerán los 30 señoras y señores. Ahí vamos. Buenas noches y buena suerte!

jueves, 23 de septiembre de 2010

Una noche en Bratislava



El viernes 10 de septiembre amanecí en Praga y viajamos en tren hasta Bratislava. Cambio de país. Mi amigo Adolfo propuso que pasáramos una noche en la capital de Eslovaquia, a mitad de camino entre Praga y Budapest, que están a unas siete horas de distancia. Y fue todo un acierto. Ambas ciudades son dos destinos de sobra conocidas, mientras que Bratislava es una de esas joyas escondidas por Europa. Apenas había consultado nada, pero me gustó mucho. Apenas pasamos 24 horas, pero guardo un recuerdo muy agradable de esa ciudad.

Visitamos el castillo, que estaba en obras. La Catedral no la pudimos visitar, porque llegamos y acababan de cerrar. Actualmente se está restaurando la torre. Paseamos por el centro, que tiene numerosos palacetes e iglesias. Como anécdota hay una simpática colección de esculturas, una de ellas de un hombre saliendo de una alcantarilla. En las guías turísticas comentaba que es una de las pocas esculturas bajo tierra del mundo. A la noche probamos un plato típico que estaba riquísimo: el bryndzové halusky, compuesto de patatas, queso de oveja y bacon. Ñam ñam.


El sábado 12, antes de viajar a Budapest, visité la Galería Nacional de Eslovaquia, con una interesante colección de mineralogía, paleontología y ciencias naturales. Después continuó el paseo por el centro de la ciudad, entramos en una cafetería (qué rico el praliné) y después el almuerzo en la terraza de un restaurante muy agradable: Le Monde. En resumen: una ciudad ideal para dedicarle un día o unas horas si estás viajando por Viena, Praga o Budapest. Rincones pintorescos, edificios a baja altura, rincones elegantes y una ciudad que cada día se enfoca más al turismo. Por cierto, no hace falta cambiar moneda, allí está el euro. Y como decía el escaparate de una tienda: I LOVE BRATISLAVA.

martes, 21 de septiembre de 2010

Cuatro días en Praga


La ciudad de las mil torres, una de las más bellas en las que he estado. Nunca es un decorado, está viva, tiene encanto, sigue creciendo. Tiene un centro histórico maravilloso y tienes que mirar arriba, para fijarte en las vírgenes negras cubistas, en los torreones y en el reloj del antiguo cementerio judío. Mi amiga Marga me dijo en Sitges (gran frase) que se había acostumbrado a mirar arriba, porque al tener la visión frontal nos estamos perdiendo muchas cosas. Qué razón llevas. En Praga hay que doblar un poco la cabeza y mirar a todos lados. También hay que alzar el cuello cada hora para ver el famoso reloj astrológico, uno de los más llamativos de Europa. Toda la gente se agolpa en la plaza para contemplar el rápido paseo de las figuras de Jesucristo y los apóstoles. Desde la torre se ven unas vistas espectaculares de toda la ciudad, desde la Catedral de San Vito y el castillo hasta el barrio nuevo.


Nada más llegar ya me fascinó esta ciudad. Allí pasamos cuatro noches. Nos alojamos en Josefov, el barrio judío. Visitamos varias sinagogas y el antiguo cementerio. Imágenes sobrecogedoras. Creo que en general, al menos yo me incluyo, aunque no me gusta generalizar, sabemos muy poco de cultura judía y algo es algo esta visita sirvió para darnos alguna pincelada. Cada día se lo dedicamos a un barrio del centro de la ciudad, aunque en general se recorre fácilmente. Praga es para caminar, para pararse en cualquier café y para pasar una y otra vez por el puente de Carlos IV (que no sé por qué asociación de ideas pensé que se llamaba el puente de San Carlos, pero nada que ver).


Lo recorrimos por primera vez a la caída de la tarde. Como el Ponte Vecchio en Florencia o el puente de Triana en Sevilla, es una de esas lenguas de piedra que unen orillas pero, sobre todo, unen personas. Sus pintores bohemios te pintan un retrato, sus músicos callejeros tocan jazz y los vendedores te venden pulseras por unas cuantas coronas. Una delicia. También hicimos el típico crucero por el Moldava, disfrutamos del Museo Kafka (con un interesante recorrido a su vida y fascinante obra, interrelacionadas como en cualquier escritor, pero quizás en su caso más). Me encantan los museos y os comento que Praga no tiene un museo nacional como podrían ser el Prado o el Louvre, si no que sus colecciones están dispersas en varias sedes. Visitamos el Palacio Sternberg, que tiene una gran muestra de pintura europea, entre ellos cuadros de Durero y El Greco.


Las fotografías de esta entrada son propias. La artesanía checa incluye las populares marionetas y me llamaron la atención estas de jugadores del Barcelona. Ya tenían hasta de Villa, fichado para la nueva temporada. Disfruté mucho de esta hermosa ciudad, que progresa y mira al futuro, además de tener una gran historia. Paseamos por Viserad, donde la leyenda sitúa el origen mitológico de la ciudad (y la arqueología lo corrobora, historias aparte). Marcha no hubo demasiada, aunque el jueves 9 de septiembre, ya de despedida, nos tomamos un mojito. Y un momento inolvidable de este viaje: ver 'Don Giovanni' en la Ópera de los Estados, donde se estrenó en 1787 dirigida por el propio Mozart. Para datos históricos están las guías, esto es sólo una pincelada. Y perdón por la obviedad pero viajad a Praga, es una ciudad que no se puede pasar por alto.

lunes, 20 de septiembre de 2010

La vida por delante

Tenemos toda la vida por delante...

El viernes 17 de septiembre fui al Teatro La Latina de Madrid, que inicia una nueva etapa artística, con mi madre y mi madrina a ver la representación de 'La vida por delante', dirigida por José María Pou. Romain Gary ganó en 1975 el Premio Goncourt por esta obra, que se estrenó con gran éxito en Barcelona y que desde el pasado día 10 se escenifica en Madrid.

Concha Velasco es el reclamo principal de esta obra, en la que está soberbia. Pero es todo un descubrimiento la interpretación del joven Rubén de Eguia como Momo. Una historia sumamente dura, pero tratada con amabilidad, con humanidad, aunque deja ver en determinados momentos un intenso dolor. Madame Rosa es una ex prostituta judía, superviviente de Auschwitz, que en París acoge a los niños abandonados por prostitutas. Momo es un joven musulmán que vive con ella. Ellos son los personajes principales, con dos secundarios, que aportan un toque más cómico a la obra.

La vida por delante es fresca, conmovedora, tierna, no es demasiado pretenciosa ni tampoco espesa, aunque no es nada simple. Nos muestra la cotidianidad de dos seres que no viven en el lumpen, pero el autor sí enfoca una parte de la realidad que no sale en las noticias, que queda fuera de lo visible. El mundo de los marginados, de las prostitutas, de los pobres. De su necesidad de querer, de amar, de descubrir. Fascinante contraste entre una anciana que va llegando al final de sus días y un joven que se hace todas las preguntas de la adolescencia. Al que le queda toda la vida por delante.

Una idea central: la necesidad de entenderse por encima de religiones, política, culturas. La sociedad siempre va por delante, la gente gana puntos a sus políticos y a sus instituciones, que siempre van un paso por detrás. Emotiva y hermosa, pasé un buen rato viendo esta obra, disfrutando de una grandísima actriz como Concha Velasco (que compagina esta función con 'Las chicas de oro', contraste) y también de un joven intérprete. Obra con mensaje, ni teatro facilón ni tampoco espesuras intelectualoides crípticas. Disfruten de la función y recuerden. Tengan la edad que tengan y aunque no se lo crean tienen la vida por delante.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Volver

Así es. El viaje terminó. Estoy de vuelta. Soy tan escueto como un telegrama. Tengo muchas cosas que contaros: mis impresiones de Praga, Bratislava y Budapest. Mis ojos han visto, mis oídos han escuchado, he sentido. Nunca somos el mismo tras un viaje. Pensamos que sí, ya que nos entreamos a nuestras rutinas cotidianas, pero hay algo dentro que no es lo mismo. En nuestra memoria y en nuestra rutina hay almacenada una enorme cantidad de información. El viaje no es la crónica de museos, monumentos y lugares. El viaje es parte de lo que somos, es lo que hemos vivido y sentido. No es sólo admirar las grandes creaciones del pasado, si no también contemplar a la gente de ahí, ver pequeños retazos de vida en otros países, con otras culturas, otras gentes, otra forma de ver la vida.

Siempre estamos viajando. Siempre estamos viviendo. Bienvenidos a todos, arranca la temporada de otoño en Mitomanario.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Vacaciones

Parece que hace nada estaba escribiendo esta misma entrada hace justo un año, antes de irme a Brasil. Pues ha pasado ya exactamente un añito. Queridos amigos lectores (conocidos y desconocidos) os dejo este aviso para comentaros que me voy de vacaciones, este año a Praga y Budapest. Estaré de nuevo por aquí en torno al 20 de septiembre y espero compartir con vosotros las impresiones de estas interesantes ciudades europeas. Gracias por seguir mi blog. Cuidaros, feliz viaje vital. ¡Hasta pronto!

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Conocerás al hombre de tus sueños


"Con todo, un Woody Allen cansado es preferible a muchos realizadores inspirados". Robo esta frase del blogdecine.com para abrir estas breves líneas sobre la película que acabo de ver. Por cierto me gusta el cartel, con esas manos femeninas que abrazan a un hombre sin rostro, a una cara que no existe, tan sólo en sus sueños. Detalle sobre el título: 'You will meet a tall dark stranger' es el original, con el matiz de que en este caso conocerás a un hombre que será alto y moreno, fórmula genérica de las 'medium' para agradar a sus clientes.
No destriparé detalles ni situaciones, sólo unas pinceladas. Como le dije a mi amiga Loli: es la misma pizza de siempre, con los viejos ingredientes mezclados, pero prefiero ir a comer a la pizzería de Woody Allen que antes que a muchas otras. Sí, me encanta Woody Allen y reconozco que con su intención de hacer una peli al año muchas veces le salen como churros y que se repite y hasta le acusan de cansancio creativo. Parte de razón hay, para mantener ese ritmo desde hace más de 40 años. Posiblemente este título de 2010 no aporte nada nuevo a su filmografía, pero siempre es entretenida de ver y tiene algún que otro momento simpático, si bien para mi gusto es más flojo que 'Si la cosa funciona', una divertidísima comedia comedia neoyorkina, tras su periplo europeo.
Un poco lo de siempre: la inmensa complejidad de las relaciones personales. Y una visión cada vez más sombria, negra y cínica del ser humano, que ya se mostró con toda rotundidad en 'Match point'. Buenos intérpretes aunque haciendo de personajes que no resultan muy simpáticos y a veces hasta patéticos. De todos modos siempre se cuela un diálogo ingenioso y alguna situación hilarante. Tenemos Woody Allen para rato, cada nueva película es para mí un plato de gusto, aunque a veces se repita un poco. Veremos qué tal su aventura parisina, con la aparición de Carla Bruni. Y seguiremos recordando en dvd toda su filmografía, llena de clásicos contemporáneos.
Buenas noches. Si la cosa funciona...