Nada es eterno en esta vida. Lo que ahora es un día no será, lo que un día vino, un día será y mucho antes de lo que creemos lo que es actualidad, 'trending topic' en twitter, lo más comentado, lo que está siendo pronto dejará de ser y quedará en un recuerdo o, en el peor de los casos, solo unos pocos recordarán lo que en su momento tantos otros comentaron. Más aún en estos tiempos de tremenda velocidad, en los que hechos trascendentes y acontecimientos de máximo relevancia se suceden casi un día tras otro...
El resultado de las elecciones del pasado 20 de noviembre supone prácticamente la despedida de José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno entre 2004 y este 2011, en el que tuvo que convocar elecciones anticipadas. Muchas cosas han pasado en ese tiempo, muchísimas, y sin duda hay dos claras etapas en su gobierno, la primera marcada por una bonanza económica y un avance en derechos y libertades sociales, valorados por otros países europeos, y una segunda legislatura mucho más convulsa, en la que no se apreció la magnitud de la crisis, se tuvieron que tomar medidas muy impopulares y gran parte de la ciudadanía, incluidos muchos votantes del PSOE, como se ha demostrado en la pasada cita electoral, se han sentido engañados por el Gobierno.
Tampoco han ayudado los constantes cambios de ministros en los últimos años. José Luis Rodríguez Zapatero apareció en su día, siendo casi un desconocido en la política nacional, como un soplo de aire fresco en su partido y llegó a tener mucho poder. Incluso Felipe González, el presidente que estuvo más tiempo en el poder en España, tenía el contrapeso de Alfonso Guerra. Pero Zapatero o ZP, como se le rebautizó en los medios de comunicación, logró acumular todo el poder en su partido y en el Gobierno. Sus medidas como la Ley de Memoria Histórica, la retirada de las tropas españolas de Irak, la aprobación de los matrimonios homosexuales o la Ley de Dependencia, si bien criticadas por algunos sectores conservadores, supusieron un paso adelante para el país y un avance hacia el modelo laico de sociedad.
De todas formas estos avances sociales - uno de los temas recordados por el PSOE en su desesperada campaña electoral, intentando animar a los votantes a que "peleen por lo que quieran" - se vieron empañados por un descontrol evidente en los últimos años. La crisis se ha llevado por delante a muchos gobiernos en Europa y el español no iba a ser la excepción. Además hubo divergencias en los mensajes entre ministerios y el Gobierno llegó a dar la impresión de ser un completo desbarajuste. La congelación de las pensiones y los recortes a los funcionarios fueron la gota que colmó el vaso y, como han apuntado algunos analistas, es muy posible que el PSOE perdiera las elecciones en mayo de 2010. También se ha visto que el Gobierno español, como otros, tiene que hacer cada vez más caso a eso que se llama "los mercados" y a las directrices europeas, para cumplir las exigencias en cuanto a previsión de déficit, que disgustan e irritan a muchos ciudadanos, a los que se les pide que hagan sacrificios mientras que los estados siguen ayudando a los bancos.
En resumen muchas cosas han pasado en estos años y, como le pasó a sus predecesores, por distintos motivos, Rodríguez Zapatero se marcha achicharrado y en sus horas más bajas de la presidencia del Gobierno. La historia se repite, con distintos argumentos, con circunstancias cada vez más complejas, pero en definitiva ni es el primer ni el último gobernante que prometió más de lo que dio y aspiró a muchas cosas que no pudo hacer. Posiblemente en caliente el final de su gestión sea muy catastrófico y los años vayan mitigando la mala imagen y poniendo en valor otros aspectos de su gestión. Ahora le toca a Mariano Rajoy, un político al que, pese a su constante presencia en los últimos años, creo que muchos desconocemos cómo piensa en realidad, debido a su tibieza en general. Ya le toca gobernar y el panorama no es nada complicado. Veremos qué nos depara esta mayoría absoluta del PP. Y al PSOE mientras le toca iniciar la travesía en el desierto.