Comienzo el año 2012 en mi blog con una declaración de amor al cine. Esta noche he visto 'Cinema Paradiso' por segunda vez, la primera fue hace años, en mi etapa de estudiante universitario. Esta historia es una película deliciosa, tierna, entrañable y con escenas inolvidables. Con una gran carga autobiográfica, el director Giuseppe Tornatore narra tres momentos clave de la vida del protagonista: su infancia, su juventud y el descubrimiento del amor y su madurez y el regreso a su tierra, cargado de recuerdos. "Aquí solo quedan fantasmas", como le recuerda su madre. Y en su vida el cine ha tenido una importancia enorme, ya que de niño se hizo amigo del proyeccionista del pueblo, de joven mantiene esa profesión y de mayor se ha convertido en un reputado cineasta.
El final es precioso y emotivo. Sin spoilers, lo comparto, porque es una oda a la belleza, a la imagen, a las escenas de besos robadas por la pacata censura de la época (tanto en Italia como en España y otros muchos países). La película también muestra una forma de entender el cine que ahora a los jóvenes nos puede resultar más extraña, ya que tenemos múltiples pantallas y opciones donde ver estas películas. Cinema Paradiso evoca el encanto de los cines de pueblo italianos de los años 50-60, con escenas pintorescas y costumbristas que nada tienen que ver con las multisalas actuales. "El progreso siempre llega tarde", comenta el inolvidable Alfredo.
Empieza un año, en el que no faltarán muchas imágenes. El cine también formará parte de este 2012. Sea bienvenida, os dejo con 'Cinema Paradiso'.
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