Mi primera lectura del año ha sido 'El señor de las moscas', de William Golding, una novela de 1954. Tenía interés en leerla mientras estoy siguiendo la serie 'Perdidos', ya que hay similitudes entre ambas creaciones. Esta novela parte de un accidente aéreo, en el cual un grupo de niños ingleses aparece en una isla. A partir de ahí tienen que empezar a vivir y a convivir. Un planteamiento de entrada similar al de 'Perdidos', aunque con niños en lugar de adultos. Pero en este caso la isla no es el problema, sino la naturaleza humana.
También se puede establecer un paralelismo con otra reciente lectura, la de 'El corazón de las tinieblas', de Conrad. Aunque en este caso se introduce otro tema de interés: la pérdida de la inocencia. En varias ocasiones los pequeños se preguntan cómo actuarían los adultos si estuvieran en esta situación. Al principio pueden mantener cierto orden, pero después las circunstancias, el miedo y la naturaleza humana hacen que afloren instintos que dan lugar a comportamientos salvajes. Esta novela se lee cronológicamente, su lectura engancha y permite todo una reflexión sobre la condición humana. Sobre lo que llevamos dentro. Seamos niños o adultos las semillas de la violencia están dentro de nosotros. Pero hasta en los momentos en los que reinan el caos y la locura siempre hay un destello de sensatez y de cordura.
domingo, 31 de enero de 2010
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