La noche de los Oscar para un mitomanario es algo así como la noche de Reyes. Ilusiones, expectativas, incluso nervios. Sí lo reconozco, me vuelvo como un niño. Aunque en líneas generales la gala de este año me pareció más sosa y previsible que la de años anteriores. En la terna de premiados apenas hubo sorpresas. Pero la gala siempre es un desfile de estrellas y regala grandes momentos para el espectador. Una noche en la que no se sabe si tiene más protagonismo la moda o el cine.
Después de seguir la gala durante más de una década es evidente que se están introduciendo cambios para hacerla más 'comercial' y atraer el interés del público adolescente. Con esa intención se opta por poner a presentar a gente como Miley Cirus (o lo que es lo mismo: Hannah Montana), Zac Efron o las estrellas de 'Crepúsculo' Taylor Lautner y Kristen Stewart. Por el contrario, las 'viejas glorias' cada vez tienen menos espacio. A un mitomanario como yo le gustaría que también entregaran Oscar leyendas de Hollywood. Muchos jóvenes ni las conocerían y seguramente en otros casos hasta serviría para dar testimonio de que no han muerto. No me gustó que no se entregaran durante la ceremonia los premios honoríficos. Lauren Bacall se merece toda una ovación de gala, es una de las pocas leyendas vivas.
¿Y los presentadores? Steve Martin y Alec Baldwin. Bueno, me gustaron más los conductores de años anteriores. Tuvieron poco protagonismo, aunque en su diálogo del inicio no dejaron títere con cabeza. Ya se sabe: comentarios mordaces sobre las estrellas de Hollywood. La gala apenas tuvo momentos reivindicativos, quizás con Obama ya no sean tan necesarios. Los afroamericanos han adquirido una enorme presencia y cada vez se premia más a películas de temáticas más sociales y dramas con cierto sentido crítico. En eso también ha habido una gran evolución en estos últimos años.
Algunos buenos momentos de la gala: el discurso de Mo´Nique, el número de los bailarines o el galardón para la argentina 'El secreto de sus ojos'. También hizo historia (qué nos gusta esa expresión, tan manida) Kathryn Bigelow, al ser la primera mujer en ganar un Oscar a la mejor dirección. También me gusta que cuando aparecen los presentadores en escena la orquesta entona algunas de las melodías más reconocibles de la historia del cine (desde el tema central de ET hasta Moonriver, de 'Desayuno con diamantes').
La paradoja Sandra Bullock, decía un titular. Y así es: en el mismo año una actriz ha ganado el Oscar y el razzie, premio paródico a la peor interpretación. Tiene su mérito. No me gusta Sandra Bullock la verdad, nunca me ha gustado, pero enhorabuena. En la categoría de 'actrices de comedia romántica' prefiero a Julia Roberts. Por cierto más críticas de un mitomanario: del espectacular reparto de 'Nine' tan sólo la nominada Penélope Cruz presentó un Oscar, el resto no vi a nadie, no sé si acudieron a la ceremonia. Qué desperdicio no contar en escena con Sofía Loren, Nicole Kidman, Marion Cotillard, Judi Dench, Kate Hudson e incluso hasta Fergie.
El duelo entre 'En tierra hostil' y 'Avatar' ha sido algo así como en versión española el de 'Ágora' y 'Celda 211'. Salvando todas las diferencias, eran la gran superproducción contra la peli de menor presupuesto, pero mayor contenido social. Y en ambos casos las más taquilleras se tuvieron que conformar con los llamados premios menores o técnicos. No he visto la película ganadora, así que no puedo opinar. Pero es cierto que la ceremonia, como esta era de Internet, cada vez está más multicultural, más mezclada y se nomina a películas que hace apenas unos años no tendrían cabida. Parece ser que la entrada de savia nueva en la academia también hace que vayan variando los gustos de quienes mandan su papeleta para elegir a la cinta ganadora. Atrás quedaron los tiempos de 'Shakespeare in love'. Las últimas cintas ganadoras han sido 'No es país para viejos', 'Slumdog millionaire' y 'En tierra hostil', ninguna de ellas ejemplo de superproducción.
Momentos frikis: Ben Stiller vestido de na´vi, la aparición de Macauly Culkin o la presencia de la estrella de la televisión americana Oprah Winfrey, haciendo un elogio de Gabourei Sidibi. Y continuas alusiones a Meryl Streep, a quien todos adoran en la industria.
Y la moda. Por supuesto. Desde los looks estrafalarios de Cher, el vestido de pato de Björk o aquella (no recuerdo quién) que fue con un vestido de tarjetas de American Express, ya no se han visto cosas parecidas en la alfombra roja. En general clasicismo y algún que otro exceso. En apenas minutos el ciberespacio se llena de millones de referencias de las mejor y peor vestidas. Y así es esta noche de moda y de cine. Como decía Carlos Boyero en su columna de El País, el cine es esa droga que nos cautiva y los Oscar siguen teniendo todo el resplandor, el glamour y siguen generando el mismo interés de antaño. Aunque la pantalla ya no sea en blanco y negro y los jóvenes actores nunca jamás recuperen ese halo de misterio que envolvía a las estrellas de los años 30. La vida pasa. El cine permanece. Y final mitomanario, con cita incluida: 'El cine es el paraíso en este valle de lágrimas' (Woody Allen).
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ResponderEliminarA mí esta edición me ha llamado menos la atención que otras de años anteriores, como tú, Luis...no me gusta mucho Sandra Bullock, no te negaré que no he visto alguna peli suya, pero no la aguanto...ni a Julia Roberts! jajajaja Tampoco me caía bien uno de los presentadores,Steve Martin...es un actor para mi gusto, super encasillado jajaja y como presentador lo veo igual de previsible que como actor.
ResponderEliminarPor cierto, una anécdota, la sorpresa de la noche fue que el Oscar a la mejor dirección fuera a caer en manos de una mujer, y en esos momentos la hora local en España cuando se celebraba la Gala marcaba un día más, el 8 de marzo (El día de la Mujer Trabajadora!!) poco a poco nos estamos abriendo camino