domingo, 21 de marzo de 2010
Aprendizaje
En estos días cumplo un año como conductor y tengo que retirar mi ele de mi coche. Y este sencillo gesto -retirar una placa con una 'ele' que indica que estás aprendiendo a conducir- me lleva a reflexionar y a preguntarme cuándo dejamos de aprender. La sociedad o la cultura nos marcan una serie de hitos que definen nuestras vidas: la educación reglada nos permite pasar de ser niños a escolares y luego alumnos de secundaria, de ahí a universitarios y otros amplían su formación con masters y otras disciplinas. ¿Recibir un título nos acredita como expertos en la materia que hemos estudiado? ¿Nos capacita para el mundo laboral? ¿Cuándo dejamos de aprender?
Y mucho más peliguada es la cuestión si la llevamos al terreno de lo personal, lo sentimental, lo humano. ¿Cuándo se supone que has aprendido a ser un buen hijo, un ciudadano comprometido, el compañero idóneo para la persona a la que amas? Nos encanta recibir premios, títulos, pasar barreras, cumplir años, escalar peldaños, poner nuevas picas en flandes. Pero todos llevamos nuestra simbólica 'ele'. Todos somos aprendizajes en esto tan complicado que es el vivir. Siempre estamos aprendiendo. Hasta aquellos que se vean más sobrados y crean que lo saben todo y que han aprendido mecanismos para vivir, la vida les sorprenderá, les planteará nuevas exigencias en lo sentimental, en lo laboral, en lo más íntimo, y, en algunos casos, les hará empezar de cero.
No quitemos nuestras 'eles'. Dicen mucho de lo que somos. Y hasta de lo que seremos. Siempre estamos aprendiendo. Siempre somos aprendices. Y ahí tenemos a Francisco de Goya, que siendo octogenario creó uno de sus últimos grabados en los que nos demostraba que él lo tenía muy claro: 'Aún aprendo'. Sigamos aprendiendo, posiblemente aún nos queda todo por aprender y al final de la vida no hayamos aprendido nada. O casi nada. O casi ná, como diríamos en el sur. Feliz aprendizaje vital. Ahí vamos.
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Como diría Machado "Todo cambia", así que el camino sólo nos lleva a aprender, porque como bien dices cuándo se consigue ser esa persona completa que sabe ser buena amiga, buena hija, buena pareja, buena tía o buena compañera... eso se va aprendiendo poco a poco y nunca se deja de descubrir algo nuevo. Y yo creo que eso es lo más bonito, ir descubriendo aspectos nuevos (tuyos y de los demás), mantener una mirada sorprendida por lo que te rodea y sentir deseos de vivir cada nuevo reto.
ResponderEliminarGracias por este post, me ha encantado.
Besosssss
El ser humano es un ser imcompleto, nunca estamos formados del todo, somos muy limitados y por lo tanto siempre nos queda algo que aprender, algo que vivir, algo que sentir... y eso es una fortuna, porque nuestro fin llegaría con el sentirnos completos y abandonando esa búsqueda infinita en la que siempre nos encontramos.
ResponderEliminarLa Ele siempre debemos llevarla, que nunca nos falte la curiosidad para aprender nuevas cosas, para corregir nuestros errores, y la humildad y sabiduría para reconocerlo. Es la aventura de la vida.
Enhorabuena por tu post Luis, como siempre te digo, y siempre me confirmas, eres mu grande (como decimos por el sur, ya sabes ;))
Tutto é qui... Signori, Signorine, Donne... tutto è cossi
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