Hoy se cumple un año del 15-M, un movimiento social que ha generado numerosa repercusión mediática, al poner el dedo en la llaga de los numerosos problemas políticos, económicos y sociales que se han vivido en España en los últimos años. Ante la complejidad de cualquier fenómeno, todavía mayor en la época actual con tantas fuentes de información, se tiende a catalogar para intentar comprender y muchas veces esa visión, amplificada en medios de comunicación, la mayoría de las veces interesadas en manipular una visión, no hace justicia o queda reducido en un puro arquetipo.
Cuando surgió el 15-M se vio un soplo de aire fresco y tuvo gran repercusión internacional. El motivo de organizarlo en esa fecha era mostrar el descontento ciudadano a una semana de las elecciones municipales. En España un año después sigue habiendo tantos o más motivos para indignarse que en 2011. El Partido Popular ganó las elecciones nacionales y el PSOE inició una travesía en el desierto. Tras dos legislaturas, la gran mayoría de ciudadanos se mostró crítico con la gestión socialista, especialmente en el capítulo económico, y entró el Partido Popular, con amplio respaldo en las urnas. Pero en sus primeros meses las decisiones impopulares, condicionadas por las directrices europeas y del gobierno alemán de Ángela Merkel, han generado descontento social y las encuestas van informando de un lento pero progresivo deterioro de la imagen de los gobernantes.
España sigue viviendo muchos motivos para indignarse. El movimiento 15-M es muy complejo y reúne las sensibilidades más diversas. Se le acusa de falta de concreción, incluso algunos opinan que era más cercano a la derecha, otros también creen que aloja ideologías extremas o antisistema. Creo que uno de los problemas es que se acabe 'folclorizando' al movimiento y que muchas personas se queden con el arquetipo del 'perroflauta'. También que se intente encasillar o controlar las voces múltiples de los ciudadanos que, en la gran mayoría de los casos, están pidiendo cosas con sensatez y con los medios de los que disponen. El 15-M, con sus virtudes y defectos, sigue siendo necesario, porque es la muestra de que la sociedad no está anestesiada, que la gente tiene motivos para salir a la calle, para discutir de lo que no le gusta y para indignarse con años de abusos políticos, de predominio absoluto de la economía en todos los órdenes de la sociedad contemporánea, de corrupción y de degradación moral que ha llevado a un panorama muy negro, pero del que se puede salir, con mucho trabajo, pero reivindicando una democracia regenerada.
De todas formas... siempre habrá motivos para indignarse.
martes, 15 de mayo de 2012
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