
La obra recibió el Premio Nacional de Teatro en 2008 y ha generado gran interés. Sin llegar a una hora, la representación capta el espíritu de la obra. Del texto lorquiano se siguen algunas partes y en otras las protagonistas tienen libertad, mostrando su gracia, simpatía e incluso cantando por bulerías. Una Bernarda diferente, que muestra que el arte es muy amplio, es infinito y que le podemos pedir de todo. Esta Bernarda nos muestra a un grupo de mujeres gitanas que suben a las tablas y se entregan en esta obra, que mezcla lo artístico y lo social. La cultura trasciende el ámbito de lo serio y lo profesional para convertirse en un vehículo de comunicación y también de integración para estas mujeres de la popular barriada sevillana de El Vacie.
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