lunes, 12 de julio de 2010

Jack y Casillas


Jack Shepard e Iker Casillas. Lo primero que hay que tener en cuenta al escribir sobre ambos, es que uno es una persona, otro un personaje de una serie de ficción. No es una perogrullada, escribiré como si ambos fueran reales. De carne y hueso. Un portero de fútbol y un cirujano.

Ambos están encarnando el prototipo del héroe. Pero no son dioses mitológicos, de bronce, mármol, están hechos con el material con el que estamos hechos todos: polvo, carne, huesos, sangre y, sobre todo, voluntad. Ambos tienen una responsabilidad con el grupo. En un caso es deportiva, estar a la altura y parar todos los balones, pero ni mucho menos queda ahí todo. Es un apoyo y ejemplo, un referente para todo el equipo, un motor que lo impulsa. El caso de Jack es mucho más extremo, están en una isla en una situación límite y tiene que usar todos sus recursos, físicos y mentales, para proteger al grupo.



Ambos protegen. Ambos arropan. Ambos tienen fuerza, coraje y garra. Ambos están ahí. Son héroes del siglo XXI, no son de cartón piedra, les vemos llorar, sufrir, derrumbarse, pasarlo mal, demuestran que tienen vida, sangre y nervios. Que no son perfectos, que también se equivocan. Eso los hace más humanos. Ya nadie cree en los héroes ni en los mitos invencibles, en los dioses de otras eras, ahora tenemos a personas que están expuestas a las cámaras en cualquier momento de sus vidas y tienen que mantener la mente despejada y las ideas claras en todo momento.
Jack e Iker, dos tipos de hombre, pero tienen sus paralelismos. Ambos están enamorados y protegen a sus chicas: en un caso a Kate, con saltos intermitentes, pero su amor de toda la vida en la isla. En el otro a una periodista deportiva que ha recibido más críticas de la cuenta. El beso de Jack y Kate está rodado en otro formato, el de Casillas y Carbonero es la comidilla del día. Besos de ficción y besos en la vida real.
Dos modelos de hombre, dos referentes en un mundo que funciona por iconos, por figuras sobre las que se concentran todos los focos. Pero no olvidemos que detrás siempre hay debilidades, problemas y hasta inseguridades y miedos. Ninguna cabeza es ajena al dolor ni al miedo, pero ¿de qué sirve tener miedo? Hay que creer siempre en aquello que nos motive. La gloria es posible. Jack lo descubrió en ese abrazo con su padre. Y Casillas lo acaba de hacer levantando la copa. Los sueños se cumplen. Mundial ganado, fundido en negro, la vida continúa...

1 comentario:

  1. Hermosa comparación Luis. Son los héroes de carne y hueso, y no los de cartón-piedra, los que nos dan fuerzas para vivir cada día y salir adelante con nuestras pequeñas alegrías y tristezas. Necesitamos espejos donde mirarnos. Gracias!

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