Esta noche he estado con mi amiga Loli en el pub Molly Bloom escuchando un concierto de Los Cavernícolas, un quinteto sevillano que comenzó su andadura musical en 1996. Desde entonces se dedican a interpretar las canciones del mítico cuarteto de Liverpool: los Beatles. Cuatro más uno, al piano. Me gustó mucho el concierto, sonaron muy bien e hicieron un repaso por las canciones más populares de este grupo que ya es historia de la música popular o, mejor dicho, historia de la música, claro que sí.
Los Beatles tienen las características de los grandes, son sencillos, son profundos, son frívolos, son geniales. La magia de la música hace que en apenas medio minuto pases de la melancolía que desprende 'Let it be' a la alegría contagiosa de 'Help'. Tampoco faltó uno de mis temas favoritos, al que ya dediqué una entrada: 'We can work it out'. El final oficial fue con 'Hey Jude', otro himno, para después regalar varias propinas, entre ellas 'Imagine'. No estoy tan profundo como para reflexionar, pero sí diré dos cosas: una del grupo y otra de los Beatles. Son muy buenos, lo hacen muy bien y conectan con el público. Y qué decir de este grupo tan mítico, sobre el que ya se ha dicho todo. Sus canciones me emocionan, con palabras muy sencillas encuentro en ellos esa mezcla de frivolidad y de profundidad, de tristeza y de alegría sin más que son de las que está hecha la vida. Vivan los Beatles, viva la música, vivan los buenos amigos y buenas noches a todos. También a Yoko...
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