martes, 31 de agosto de 2010

Spotify, por fin


Por fin, spotify. Llevaba meses con ganas de que me invitaran a esta sociedad nada secreta donde tienes acceso a (casi) toda la música que desees. Una amiga me pasó esta invitación y ya llevo una semana completamente adicto a esta aplicación. Antes escuchaba los cds, me bajaba la música del emule o ponía listas de reproducción en el youtube. Pero todo eso está anticuado. Ahora tenemos todas las canciones que nunca llegaremos a escuchar juntas, con versiones inesperadas de clásicos, nuevos lanzamientos o cientos de grupos por descubrir.
Spotify es como wikipedia o youtube o Internet en sí mismo. Son el todo. Lo que no tiene fin. Lo que ni empieza ni acaba, lo que está siendo. Dicho así suena tremendo, pero como en todo es el criterio, tu selección, la que te irá llevando de un sitio a otro. En estos días he escuchado a Mozart, Billie Holiday, Vicente Fernández, Lola Flores, Cecilia Bartoli, Antonio Machín, Sigur Ros, Antony and the Johnsons o Lady Gaga. Y lo que me queda. Todo con música se hace más llevadero. Me acompaña en el trabajo, me acompaña también el tiempo de ocio y en el coche (bueno hasta ahí spotify no ha llegado, de momento). Ahora, si tenemos que elegir, prefiero la música en vivo, eso está claro. Mientras tanto, spotify, bienvenido a mi vida. Y que siga sonando la música siempre, que nunca falte una canción para cada momento de nuestra vida...

sábado, 28 de agosto de 2010

Viva el petardeo


Bienvenidos a una página en la que conviven Norma Duval y Macaulay Culkin, Jaime de Marichalar con desnudos de los años 70, Nadiuska y Leonardo Dantés, Isaac Asimov y Paris Hilton, Belén Esteban y Tim Burton, cine de Ed Wood con canciones de El Fary, José Luis Moreno y una colección de viudas (entre la que no falta Yoko Ono). Objetos de culto petardo, bellas mujeres, tíos cachas, frikis, héroes de ficción, divas olvidadas. Bienvenidos a Viva el petardeo.


Tuvo que ser la primera noche del verano. La noche de San Juan. El pasado 23 de junio unas amigas me animaron definitivamente a crear en facebook una página donde dar rienda suelta a nuestros gustos más bizarros. Y así, como una broma, nació 'Viva el petardeo'. Pensé en otros nombres más pomposos como 'El museo de los horrores' o 'Elogio de la basura', pero me gustó ese viva por el petardeo, como un rincón para la frivolidad. Lo que empezó siendo una broma, dos meses después, tiene más de 200 seguidores y, siendo un poco pedante, podría decir que acabará siendo un grupo de culto. O ya lo es para quienes lo seguimos.




"Hay que tener muy buen gusto para apreciar el mal gusto" es la frase que aparece en el muro de este grupo. Si nos tomáramos la vida en serio, no podría existir y habría que 'prohibir' gran parte del contenido publicado. Pero, como decían en el mayo del 68, prohibido prohibir. ¿Y de qué va esto del petardeo? Pues se ha ido creando con el paso del tiempo y viendo la aceptación entre sus seguidores. El petardeo es una colección de vídeos y de fotografías, agrupadas por carpetas temáticas. Y el contenido es completamente abierto, tienen cabida meteduras de pata de políticos, cantantes olvidados de los 60 y 70, declaraciones políticamente incorrectas, discursos absurdos de misses, besos llamativos, actrices del destape, casas de famosos, cine bizarro, grandes éxitos musicales de gasolineras...



Todo este material es enorme y cada vez interesa más. La gran diferencia del petardeo, como todo en la vida, es la mirada sobre aquello que estás viendo. La mirada de los 'petarditos' (como nos llamamos los seguidores, viva el autoconcepto) es tierna, irónica y nostálgica. El petardeo se nutre de décadas de cultura popular durante el franquismo, de arte pop, de un toque de underground, del mundillo del espectáculo, de la visión gay del arte, de la cultura de consumo, de la televisión. Todo eso conforma un universo casposo, cutre, kitsch, densamente petardo, pero a la vez fascinante. Es casi un reflejo de otros tiempos y también del tiempo actual, bajo sus vídeos y sus fotografías en apariencia banales hay mucho de lo que hablar: de cómo nos vemos a nosotros mismos, de a qué dedicamos el tiempo de ocio, de los avances de las minorías, de la imagen de la mujer o los gays... Es un rincón absurdo y genial, alocado y divertido, es casi un museo de lo banal, de lo que cae en el olvido. Hasta que ahí estamos nosotros, criados en la cultura de la televisión y de Internet, para rescatarlo.




Una mirada estricta no aceptaría las versiones locas de Emilio el Moro ni las declaraciones de El Fary ni canciones tan rancias como 'No decirle mariquita'. En los 'subproductos' que vamos publicando en el petardeo se cuela la homofobia, el machismo, incluso la violencia sobre las mujeres. Pero todo ello desde la falta de apego actual, sin caer en la reivindicación, ni mucho menos, nos acercamos a estos productos como quien contempla en un museo una escena de martirio. Nos fijamos en los colores, en las caras de la gente, en la manera de expresar, pero condenamos totalmente ese tipo de prácticas. No tengo muy claro quiénes siguen el petardeo, pero creo que puede tratarse de gente muy inteligente, que se toma la vida con la ironía suficiente para saber que el humor empieza por reírse de uno mismo. Si no, acabarían cerrándonos la página.



Se aprende mucho de la basura. Dice mucho de lo que somos. Se cuenta que en Hollywood hasta se ha llegado a urgar en la basura de los famosos, para ver sus despojos y miserias, intentando sacar una noticia hasta de esa colección de desperdicios. Mucho se puede aprender de la cultura-basura también. Y otra pincelada: si fuera un teórico y tuviera que defender el petardeo diría que plantea una visión de la vida basada en dos conceptos contradictorios: lo natural y lo artificial. Lo natural es la expresión popular, por ejemplo las faltas de ortografía (Patadas al diccionario, errores motivados por la falta de cultura) o los dudosos gustos estéticos en ciertos lugares (Universo cani, con una cultura juvenil que vive de la estética de los kinkis de los 80, reciclada por el universo de Internet, la web-cam, el reggaetón y las redes sociales).
Por otro lado tenemos lo artificial, cuna del frikismo, y aquí entramos en el universo de la ciencia ficción, de los mundos paralelos, de la conquista del espacio, de los ovnis. De los numerosos frikis, con su toque intelectualoide, de sagas como 'Star wars', 'Star trek' o el anime japonés. Y vía televisión llegaríamos a Perdidos y sus múltiples retos para el espectador. Lo artificial frente a lo natural. Las operaciones de estética, la obsesión por la juventud, la máxima de que el espectáculo debe siempre continuar. Cultura pop pura y dura. Consumo exacerbado. Consumo efímero, productos de un día, seres que cuentan sus miserias ante las cámaras, salen en Interviú y luego retornan a sus (más o menos) anodinas vidas. Salir en la televisión. Creo que en el petardeo seguimos al pie de la letra la máxima profética de Andy Warhol: 'En el futuro todo el mundo tendrá sus quince minutos de fama'. El minuto dieciseis, queridos amigos, eso será otra historia...

Martirio en Algeciras


Anoche la cantante onubense Martirio actuó en el Parque María Cristina, dentro de su gira en la que celebra sus 25 años en la música. 26 ya, puesto que el disco en directo se grabó el año pasado. Y eso sin contar sus inicios en grupos musicales. Martirio fue un soplo de aire fresco, renovó la copla en los 80 y ya, pasados estilos y modas, es una artista de mimbre clásico, valiente, innovadora y siempre inquieta. Su gusto musical la lleva de la copla al jazz, del tango al flamenco, todo con gracia, sinceridad y entrega.
Martirio estuvo encantado y cercana. Muy comunicativa, comentó que para llevar tantos años en el escenario hace falta "tener lo que hay que tener", currárselo, suerte, pero "sobre todo gente que te quiere y te apoye" y de esa en Algeciras tenía a unos cuantos, que fue nombrando. "Esta noche es muy especial" y esta frase tópica no sonó de compromiso, ya que entre el público había muchos amigos. Una noche de verano en la que apenas soplaba la brisa pero tampoco hacía calor-terral para agobiarnos. Una noche para centrarse en su arte.
Acompañada al piano por Jesús Lavilla, de El Puerto de Santa María, y a la guitarra por el sevillano Raúl Rodríguez. "Parece que tengo una filarmónica detrás", comentó. Su espectáculo arranca con 'El productor', que es una simpática versión de 'En el último minuto', contando su historia artística y el encuentro con un productor que cambió su carrera. Luego vinieron clásicos como el tango 'Volver' o el hermoso tema 'En esta tarde gris'.
La copla no podía faltar. Y un coplón como 'Ojos verdes', en el que cautivó al público interpretando la primera parte al piano (estilo jazz) y la segunda a la guitarra (llegó el flamenco). Y al final se quitó sus características gafas para compartir por unos segundos sus ojos verdes con los espectadores. Y también cantó 'La bien pagá' y 'María la Portuguesa', recordando a Carlos Cano, "que nos dejó las coplas clásicas más nuevas y luchó siempre por la copla".
Casi del final 'Compuesta y sin novio', las divertidas sevillanas 'Las mil calorías', se atrevió con unos fandangos de su tierra y la despedida, con el público en pie, fue 'Estoy mala'. Simpática, expresiva, con sus inconfundibles gafas y peinetas, elegante y cercana. Grande Martirio, disfrutamos de un buen espectáculo. Que siempre siga sonando la música y que siempre haya una canción para hacer inolvidable una noche de verano. ¡Buenas noches!

viernes, 27 de agosto de 2010

Una palabra antes de irse a dormir

Tengo que decir una palabra antes de dormirme

Tengo que buscar qué decir, porque podría contarlo todo o no decir nada

Tengo que hacerlo, debo hacerlo, lo necesito

Y antes de dormir

Una palabra tuya para dormir, otra mía para despertar

Nos las vamos regalando y así será, ayer, hoy, mañana y siempre

No importa la palabra

Da igual, es indiferente, todas valen, no es por el concepto, es por escucharla de tu boca

Una palabra tuya antes de irme a dormir

miércoles, 25 de agosto de 2010

Paseando por el callejón del silencio

Abandone el que entre aquí toda palabra. Toda palabra dicha. Toda expresión que no sea no verbal. Porque vivimos en el callejón del silencio. Sólo les quedarán las palabras pensadas, las retahílas mentales, el enorme río de pensamientos, de imágenes, de ideas, de recuerdos. Pero no podrá decirlas. No podrá compartirlas. No podrá expresarse así, tendrá que buscar otra vía de expresión.

Estamos en el pasaje del silencio. Es una pequeña comunidad elegida. Quien viene aquí renuncia voluntariamente a la palabra. No es proselitismo. No es odio al mundo. No es solipsimo. Ni siquiera es un corte de manga. Es lo contrario al ruido. Quien entra aquí debe estar dispuesto a abandonar la forma lógica de pensar. De decir todo aquello que se le pase por la cabeza. O de clamar en voz alta lo que desea, lo que siente, lo que odia, lo que no le gusta. Quien aquí vive no se sabe si está en paz o si está en guerra consigo mismo. Puedes leer su cara, su rostro, sus manos, su expresión, pero seguiremos sin saber nada.

Todos pueden irse cuando quieran. Las historias más amargas del mundo pasaron fuera de aquí, pero en este callejón están contenidas. Fracasos y éxitos, dolores y glorias, ancianos y ningún niño de momento. Igual un adolescente esquivo, casi de paso. No pasa nada. O está pasando todo. ¿Qué más da? Entren en este callejón y no teman. El día que voluntariamente decidan irse habrán comprobado dos cosas: una que no les ha comido la lengua el gato y otra que el silencio, la gran mayoría de las veces, vale mucho más que el ruido.

lunes, 23 de agosto de 2010

Derek


Tengo una carpeta personal que se llama 'Blog' y en ella voy guardando imágenes que me gustan, sean por el motivo que sean. Me encanta de Internet que una cosa te lleva a la otra y a veces buscando algo te encuentras con otra cosa que no esperabas y te sorprende o agrada aún más. No sé cómo se llama el fotógrafo, no sé cómo se llama la foto, no sé qué premio ganó. Y sé que no hace falta añadirle palabras. Ya lo dice el refrán, no lo repetiré ahora. De vez en cuando irán apareciendo por aquí imágenes, con alguna que otra palabrilla de pie de foto. ¡Qué imagen! Buenas noches.

domingo, 22 de agosto de 2010

Sin título

Me gusta lo de 'Sin título'. En el fondo es un título. Pero esa casilla no se puede dejar vacía. A vueltas con lo mismo: ¿por qué escribir? ¿Qué es escribir? ¿Por qué lo seguimos haciendo? Estaría bien que, en un momento concreto, las palabras se volvieran contra su autor y tomaran vida propia, más allá nuestra, que se rebelasen y ellas nos llevaran a nosotros, en vez de nosotros a ellas. El autor reflexiona sobre su obra. Unamuno y su Niebla. Seis personajes en busca de autor. O siete. U ocho. O todos. Todos buscando el sentido, ¿dónde estará? Otra entrada más sin decir, otra noche más, son las cinco y media de la noche. Y está bien así. Sin foto ni nada. Mañana será otro día. Me encantan las frases hechas, es lo que tiene.

Que cada cena sea tu última dice, dice el Sabina en 'Noches de boda', una canción que también han versionado Chavela Vargas y María Jiménez, otras dos grandes. Buenas noches y buena suerte amigos, mañana, claro que sí, será otro día. Y será domingo, con todo lo que eso supone. Good night!

miércoles, 18 de agosto de 2010

Perder el tiempo



Es verano, se supone que debería hacer entradas sobre las pulseras de Sara Carbonero, el viaje de Michelle Obama, las últimas declaraciones estrafalarias de Lady Gaga... en fin, de noticias frívolas, petardas, que no nos hagan pensar. Pero llevo varios días con ganas de escribir sobre perder el tiempo y posiblemente lo esté perdiendo mientras escribo esto, porque mis palabras no me aclararán nada ni te servirán, a ti lector, para nada tampoco.


Vamos allá, de todas formas, a reflexionar sobre el concepto de perder el tiempo. De entrada no me gusta, no lo comparto, porque si pierdes el tiempo, se supone que también puedes ganarlo. Y eso sí que es imposible. Tanto perder el tiempo como ganar tiempo son expresiones de nuestra lengua, que merecen un análisis más sosegado. Para empezar la forma en la que nos relacionamos con el tiempo es un tema de enorme complejidad, que se puede enfocar desde la forma más filosófica hasta la más cotidiana. No queremos pensarlo demasiado porque nos agobiaría, pero todos estamos en un tiempo concreto y, es inevitable, nos proyectamos en ese tiempo, nos proyectamos a largo plazo. Aunque no lo queramos asumir a veces, lo más seguro es que lleguemos a ancianos, incluso a que tengamos mucho tiempo. Hasta de aburrirnos de esta vida. Que necesitamos reciclarnos, reinventarnos, incluso ser otra persona (dentro de lo posible, no estoy hablando del resultado de ciertas operaciones de cirugía estética).
Hay personas que están continuamente haciendo planes y tienen su vida programada, de aquí a incluso cuatro o cinco años. Si no, miren la agenda de los divos de la ópera o las estrellas del rock, por poner un ejemplo. Otras prefieren vivir el aquí y el ahora, ese concepto del que tanto nos hablan los psicólogos. Pero, en otro sentido, parece que todos estamos deseando que pase el tiempo. Que acabe el periodo laboral, que lleguen las vacaciones, que pase ya este año, que el tiempo se vaya consumiendo. Y posiblemente gran parte de nuestra vida sea perfectamente olvidable, sea ese tiempo, esos minutos que dedicamos a realizar numerosas tareas cotidianas, pero que son necesarias para nuestra subsistencia. Sin embargo, esos momentos de felicidad, esos instantes únicos en los que sentimos y nos emocionamos, tienen tanto valor que nos ayudan para la travesía en el desierto. Respiramos tanto y nos sentimos tan felices que tomamos aliento para cuando lleguen las vacas flacas. Nunca el tiempo es perdido, dice una canción de Manolo García. La felicidad son momentos de descuido, tres segundos conquistados al olvido, dice otra.


No creo que perdamos el tiempo, de ninguna forma. Tan sólo tenemos el tiempo que nos ha sido dado y con él cada uno, en la medida de nuestras posibilidades, según nuestros gustos o ideas, según lo que queremos de verdad o lo que los demás esperan de nosotros, así lo vamos empleando. Lo vamos gastando, lo vamos consumiendo. Camilo José Cela dijo que todas las horas del reloj duelen, la última mata. Creo que no debemos obsesionarnos, simplemente hacer una valoración global de nuestra vida, mirarnos por dentro, sentirnos lo mejor posible y saber que ese tiempo que hemos gastado no volverá nunca más. Y nos queda por delante un tiempo, sea el que sea, uno nunca lo sabemos. Pero que la vida no pase en balde sobre nosotros, que no tengamos la sensación de que lo estamos perdiendo, si no que, sea lo que sea aquello que estemos haciendo en cada momento, nos parezca que es una tarea maravillosa, que es el mejor lugar para estar.


Bueno, esto empezó sin pretensiones y está desembocando en psicología veraniega,je,je. No pretendo eso tampoco, simplemente son comentarios así escritos. Negro sobre blanco. El caso es que pienso últimamente en qué es perder el tiempo, en qué es ganarlo, en qué es gastar el tiempo, a qué lo dedicamos. Y mi conclusión vendría a ser esa: gran parte de nuestra vida se puede olvidar, no es más que una sucesión de actos rutinarios, pero entre toda esa nada cotidiana hay momentos tan hermosos, tan intensos, tan dolorosos, tan reales, tan únicos, tan maravillosos, que merece la pena seguir caminando en este valle de lágrimas.


Luis, que es verano tío, ¿cómo vas a acabar una entrada hablando de este valle de lágrimas? Venga llevas razón subconsciente. La voy a acabar citando a una de mis diosas, siempre fuente de inspiración. Ella sí que no pierde el tiempo, lo aprovecha intensamente. Cada día regala titulares y es noticia siempre, ya sea por cómo viste, por lo que dice o los siguientes proyectos que está tramando. Esto casi podría ser el inicio de una nueva entrada. Así es. ¡Viva Lady Gaga!

jueves, 12 de agosto de 2010

Elogio de la bola de paja


La bola de paja se merece una entrada en un blog. O en todos. O en unos cuantos. Bueno, vamos a dejarlo en que merece una entrada de blog, merece que le dediquemos unas palabras, que la exaltemos, que reflexionemos sobre ella. La bola de paja es el personaje secundario en la historia del cine, ya que aparece en todas las películas del Oeste, desde los grandes clásicos del género hasta en el western crepuscular. La bola de paja es ambientación, es escena, la bola de paja es un lapsus temporal, una elipsis, un símbolo.
Pasa la bola de paja. Y con ella está pasando la vida, está pasando el tiempo en su enorme circular, en su rodar sin que pase nada. La bola de paja está hecha de sueños, de tiros, de muertos, de amores de barra, de machismo y de escupitajos. La bola de paja es el paisaje mítico del Oeste, un mundo soñado que ya apenas existe. Como casi todo en el cine, es producto de una época que se fue para siempre y no volverá. El western vivió su época dorada y salvo contadas excepciones, es un género que apenas tiene presencia en los últimos años.
La bola de paja ha forjado nuestros sueños, nos ha acompañado durante miles de horas. La bola de paja es el cine del Oeste. Un Oscar honorífico para la bola de paja. He dicho. Bueno, ¿no quedó tan mal esta entrada, no? Es verano, ya sabéis, la etiqueto en 'Cine', porque etiquetarla en 'Reflexiones' ya sería mucho. Ay estas noches de agosto y el calor. ¡Viva la bola de paja!

miércoles, 11 de agosto de 2010

La verbena de la paloma





Qué placer un espectáculo al aire libre en una noche de verano. Justo hace dos, en 2008, tuve la ocasión de ir con mi amigo Víctor a los Jardines de Sabatini para disfrutar de 'La Revoltosa', con una puesta en escena muy contemporánea, por cierto. Anoche en el Parque María Cristina de Algeciras disfrutamos de un clásico del género chico: 'La verbena de la paloma', del salmatino Tomás Bretón. En principio estaba previsto que Chapí compusiera la música, pero al final llegó a manos del otro autor, que es recordado sobre todo por esta obra de un acto, arquetípica del género.


No busquemos en la zarzuela crítica social ni siquiera de costumbres, no busquemos en ella la espesura de la ópera ni que nos hablen de intrahistoria ni de dobles sentidos ni nada de eso. Vamos a la zarzuela para ver escenas de antaño, pintorescas, para asomarnos a un mundo que fue y que ya pasado sigue conservando su encanto y su gracia. Puro casticismo. Me encantan las seguidillas de 'En Chiclana me crié' o la pegadiza música con la que se inicia y termina el espectáculo. El argumento es casi mínimo: chica quiere darle celos a su chico y poco más, pero los personajes son simpáticos, ligeros, divertidos.


Tras el descanso, la compañía Teatro Lírico Andaluz interpretó un fin de fiesta, con un popurrí de algunos de los números más populares del género, como la mazurka de las sombrillas de 'Luisa Fernanda o la marcha de la amistad de 'Los gavilanes', con la que se cerró el espectáculo. Como anécdota os comento que entre el público había predominio de personas mayores, de 50 años en adelante. Los jóvenes no saben lo que se pierden, porque siempre hay que sentir curiosidad por todo, por lo grande y lo pequeño, lo pomposo y lo efímero, por lo conceptual y lo pintoresco. De todo se aprende amigos. Y ahora vamos a dormir un rato. Buenas noches y buena suerte!

lunes, 9 de agosto de 2010

Tributo a los Beatles


Esta noche he estado con mi amiga Loli en el pub Molly Bloom escuchando un concierto de Los Cavernícolas, un quinteto sevillano que comenzó su andadura musical en 1996. Desde entonces se dedican a interpretar las canciones del mítico cuarteto de Liverpool: los Beatles. Cuatro más uno, al piano. Me gustó mucho el concierto, sonaron muy bien e hicieron un repaso por las canciones más populares de este grupo que ya es historia de la música popular o, mejor dicho, historia de la música, claro que sí.
Los Beatles tienen las características de los grandes, son sencillos, son profundos, son frívolos, son geniales. La magia de la música hace que en apenas medio minuto pases de la melancolía que desprende 'Let it be' a la alegría contagiosa de 'Help'. Tampoco faltó uno de mis temas favoritos, al que ya dediqué una entrada: 'We can work it out'. El final oficial fue con 'Hey Jude', otro himno, para después regalar varias propinas, entre ellas 'Imagine'. No estoy tan profundo como para reflexionar, pero sí diré dos cosas: una del grupo y otra de los Beatles. Son muy buenos, lo hacen muy bien y conectan con el público. Y qué decir de este grupo tan mítico, sobre el que ya se ha dicho todo. Sus canciones me emocionan, con palabras muy sencillas encuentro en ellos esa mezcla de frivolidad y de profundidad, de tristeza y de alegría sin más que son de las que está hecha la vida. Vivan los Beatles, viva la música, vivan los buenos amigos y buenas noches a todos. También a Yoko...

sábado, 7 de agosto de 2010

El amor en los tiempos del facebook


Internet ha cambiado completamente nuestra vida, la forma en la que nos relacionamos con el mundo y hasta como nos entendemos. Prácticamente la Red está casi en pañales y aún no somos conscientes del enorme impacto que tiene en todos los aspectos de la vida, hasta en lo que somos. Pero tiremos un poco de ironía para hablar del amor en los tiempos del facebook, el twitter, el tuenti, el myspace, el youtube... Antes era más fácil conocer a alguien, si querías referencias tenías que buscarlas en su entorno (amigos, familiares, compañeros de trabajo), ahora los obsesivos lo tienen mucho más fácil y es que en la red encontramos cientos de pistas de la persona que nos interese.
A Pablo le gusta María. Ha buscado su nombre en google y ha descubierto que es una de las primeras de su promoción y que dio el pregón de las fiestas de su facultad. No está mal. No contento con eso descubro que tiene una cuenta en youtube. Vaya. 'Vídeo dedicado a Fernando, una persona muy especial', etiquetado en mayo de 2010, mmm, hace apenas unos meses que acaba de salir de una relación. Vaya tela.
Una pareja está a punto de pelearse. Él dedica demasiadas horas a facebook. "O la red social o yo" es el ultimátum. Después de la discusión se conecta y su estado pasa de 'en una relación complicada' a 'soltero'.
La intimidad controlada, ¿hasta qué punto? Quizás, como decía un amigo mío, lo más 'cool' sea no tener ninguna red social. Como todo en la vida, dependerá del uso que le demos. A mí me encanta Internet y siempre lo defiendo, con todos sus aspectos criticables, pero la vida real no puede sustituir jamás al cibermundo, por muchos emoticonos que usemos. Os dejo, que tengo que actualizar mi estado en tuenti, subir fotos para mis páginas del facebook, hacerme una cuenta de twitter y darme de baja en myspace.

jueves, 5 de agosto de 2010

El día que murió Marilyn



Ayer fue el día que murió Marilyn. Hace 48 años ya. En 2012 será el cincuentenario de su muerte y seguro que se hacen ediciones especiales en DVD de sus películas, se editarán libros con nuevas aportaciones biográficas y hasta se organizarán congresos. Poco queda por decir su figura, aunque durante casi medio siglo lleva generando noticias. Todo en ella interesa: sus inicios, el numeroso material fotográfico que dejó, su obra cinematográfica, su vida personal, las circunstancias de su muerte...

No usemos más palabras, poco más quiero añadir. Sólo recordar a la diosa. Me encanta la canción de Elton John 'Candle in the wind', se dirige a ella sin conocerla, como la ve un chico desde el cine. Nunca te conoceremos. Pasa igual con todos los personajes populares. Y sus vidas... bueno eso es otra historia. Quedémonos con el mito, con ese segundo en el que llenan la pantalla y nos hacen olvidarlo todo. Con sus miradas, sus movimientos, sus risas, sus canciones. El celuloide es el material con el que está hecha la eternidad. Nuestros sueños se proyectan en la pantalla. Marilyn Monroe es uno de esos sueños que siempre vuelven. Siempre actual, siempre icono, siempre diva. Grande.

Silencio, se rueda

Silencio, se rueda. La imagen es de 'La niña de tus ojos', de Fernando Trueba. Una indicación y es el momento de rodar. Las tomas se pueden repetir docenas de veces (que se lo digan a Woody Allen y Carla Bruni). ¿Y cuál es la mejor? Igual la que elige el director o el montador no es la ideal, pero así quedó. Las películas que vemos son una de las múltiples películas posibles que podrían haber sido. Con otra montaje, con otro punto de vista, con otras imágenes, todo es lo mismo y a la vez es distinto. Silencio amigos, es de noche, la vida es muy pesada, es muy espeso, es hasta cansina... pero mirad esa pantalla, mirad los personajes, escuchad los diálogos, transportaros a otras épocas y a otros mundos. El cine es maravilloso. Silencio, se rueda...

lunes, 2 de agosto de 2010

Dos ejemplos culturales de árboles que no dejan ver el bosque



Los árboles no nos dejan ver el bosque. Podríamos citar muchos ejemplos vitales, pero aquí vamos a centrarnos en la cultura, en dos de sus expresiones: pintura y cine. La historiografía tradicional y los medios de comunicación de masas se encargan de repetir una serie de estereotipos que acaban calando en la gran mayoría de la gente. Somos pura imagen y en muchos casos la gente no ve más allá de la primera apariencia. Dos ejemplos podrían ser Bartolomé Esteban Murillo y Audrey Hepburn.

La fortuna histórica de Murillo ha ido oscilando. En el siglo XIX era uno de los pintores españoles más reconocido tanto dentro como fuera del país, incluso rivalizando con Velázquez. Para muchos era un pintor cómodo, amable, alegre, burgués, de estampas de la Virgen María y de San Juanito. Durante el siglo XX los pintores vanguardistas se interesaron más por artistas tan poco convencionales como El Greco o el austero Zurbarán. Murillo pasó a ser considerado casi como un gran artista, con talento, pero demasiado blando, demasiado 'light'. Reproducciones de sus cuadros llenaban distintos productos y sus imágenes devocionales se repetían hasta la saciedad.

En los últimos años ha surgido una corriente más crítica, dentro de una visión más amplia y contextualizada de la historia del arte. Por eso se quiere lanzar el mensaje de que Murillo es mucho más que la Inmaculada Concepción (de la que hay varias versiones, algunas en Sevilla y una en el Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz). Fuera de España se conserva gran parte de su colección de retratos infantiles y también se ha hecho hincapié en su sensibilidad social, siempre enmarcada en su contexto histórico, religioso y cultural. Precisamente hace unos meses (publiqué una entrada) visité en Sevilla la muestra del joven Murillo, que pretendía desterrar tópicos y ofrecer una imagen mucho más completa de este gran artista, uno de los mejores pintores españoles del Siglo de Oro. Aunque gran parte de su producción sea religioso, también era un retratista muy notable. Aunque el maestro Velázquez... bueno, eso ya es otra historia.




Del blando Murillo a la omnipresente Audrey. La actriz belga ya no es sólo un mito de la historia del cine, si no un icono cultural. En cualquier bazar o tiendas de los chinos (como se las llama popularmente) te encuentras poster, cuadros y otros objetos decorados con su imagen. Las colecciones de moda de los últimos años se inspiran en ella y muchas actrices han manifestado públicamente su admiración. Pero Audrey es mucho más que Desayuno con diamantes, Sabrina y My fair Lady.
También interpretó papeles que se salían más de su registro, como en 'La calumnia' o 'Sola en la oscuridad'. Pero en el imaginario colectivo Audrey se representa como un ángel. En vida rechazó ser imagen de la marca Tiffany, aunque la publicidad que les ha hecho es impagable. Quizás haya demasiada iconografía de Audrey Hepburn, pero no se queden con una cara bonita, con un icono, con un rostro repetido hasta la saciedad. Dentro hay pura vida, que es lo valioso. Y hay muchas películas suyas por ver, que están ahí para ser recordadas, más allá de las habituales. Aunque hablando de vidas la de Marilyn Monroe fue mucho más dolorosa e intensa. Pero esa también es otra historia...