lunes, 27 de diciembre de 2010

Pinceladas navideñas


¿Qué es la Navidad?
Objetivamente el tiempo que transcurre entre el 24 de diciembre y el 6 de enero. Unas fiestas. Los días en los que el año llega al final y se da la bienvenida al siguiente.
A nivel social, cultural y religioso las Navidades tienen muchas implicaciones. Son un momento del año en los que nos ponemos tiernos, melancólicos, tristes, eufóricos o espesos. Hablo desde mi situación, así que desconozco cómo se vive en otras poblaciones, pero en nuestro entorno es un momento sobre todo para vivirlo junto a la familia y a los amigos. Se vienen a la cabeza recuerdos del pasado, de Navidades anteriores, haces balances mentales de todo lo que ha traído el año y empiezas a pensar en qué nos tendrá reservado el siguiente.
Estéticamente la Navidad es muy potente, las calles se llenan de luces, aparecen elementos tradicionales como el nacimiento y también se intenta innovar con la iluminación o la decoración de las calles. Algunos critican el excesivo gasto que hacen los ayuntamientos en plena crisis, mientras que otros tienen que desistir de decorar por la falta de dinero en las arcas municipales. En todo caso nunca lloverá a gusto de todos.
Los críticos con la Navidad consideran que es la época del año más hipócrita, para cerrar los ojos a todo lo malo, centrarse en una especie de mundo almibarado y algo falso. Como si las rencillas familiares, las disputas en pareja, nuestros miedos e inseguridades quedaran ocultos debajo de la alfombra, por unos días. Caras de felicidad y sonrisas falsas en cenas familiares en las que muchas veces hay más odios encubiertos que realmente deseos de convivencia.
Para otros la Navidad es maravillosa, es única, es inolvidable. Para una pareja que acaba de iniciar una relación. Para otra que ha tenido su primer hijo. Para dos cuyas miradas se encuentran y se desean. Navidades mágicas, eufóricas, etílicas, petardas, trascendentes, melancólicas. Las mías no están yendo nada mal, aunque es inevitable ponerse un poco melancólico. Pero no quiero espesuras ni profundidades, al fin y al cabo son unos días como otros cualquiera. Bueno, como otros cualquiera no, con más luces. Y con Raphael cantándonos el Tamborilero. Que no falte.
Feliz Navidad a todos mis lectores y muchas gracias por estar ahí, amigos y desconocidos, mis mejores deseos. Sean comerciales o no, sean hipócritas o no, ¿qué tal unas Navidades coherentes, ecológicas, solidarias, con un punto crítico? Uff, vuelve la espesura. Navidades felices junto a la gente que queremos. Sencillo, pero efectivo. Disfrutad estos días... y los que nos quedan por delante!

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