martes, 11 de octubre de 2011

Aristóteles y el sadomasoquismo


Voy a contaros la historia de Aristóteles y Filis, de la cual he encontrado varias versiones, recogidas por autores de la Baja Edad Media. Con algunos matices, pero la idea es la siguiente. Alejandro Magno llegó a la India, acompañado por su maestro, Aristóteles, y se sintió cautivado por una cortesana, Filis. El eminente filósofo le previno contra ella, desaconsejándole su amor, ya que las fuerzas del hombre decrecían si se centraba en un pasatiempo tan pueril como era dedicar su tiempo a una cortesana. Aquí vienen las diferencias en la versión: algunas dicen que salió de la propia cortesana y otros que estaba confabulada con Alejandro. El caso es que Filias empezó a seducir a Aristóteles, que cayó completamente en sus redes, hasta el punto que ardía en deseos de consumar con ella.

La pícara y astuta Filis le dijo que, antes de entregarle su fruto, tenía que montarse sobre él, literalmente, con unas espuelas y cabalgar como si fuera un caballo. Aristóteles, cegado por su deseo, accedió y se prestó a hacerlo por la noche, cuando todos dormían en el palacio. Pero entonces apareció Alejandro, que reprendió la actitud de su maestro. Aristóteles acabó concediendo que si un anciano, que se considera el paradigma de la sabiduría, acaba cayendo en las redes de una cortesana... qué no hará un joven, totalmente dominado por las hormonas...

Hasta ahora no conocía con exactitud la historia (que podéis encontrar en numerosas referencias en Internet), pero sí sabía de las imágenes que la representan, que tuvieron mucho éxito en el Renacimiento. En mi reciente viaje a Nueva York fotografié la imagen que ilustra esta entrada, una pieza de bronce, del Renacimiento, que recrea la historia. Desde la 'posmodernidad' se pueden hacer muchas lecturas, aunque resulta sugestivo imaginarla como un precedente de la liberación femenina, del deseo de quitarse las cadenas en una sociedad tan machista y patriarcal, de la pasión que embruja a todo varón (heterosexual, claro) y lleva a hacer cualquier cosa por una mujer y, por qué no, hasta del gusto de Aristóteles por el sadomasoquismo... Cosas más raras se han visto.

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