viernes, 8 de junio de 2012

Un cuento sin esperanza



Érase una vez un niño pobre
que no tenía padre ni madre.

Habían muerto todos
y no quedaba nadie.

Se fue y anduvo
buscando día y noche.

Como no quedaba nadie en la tierra,
quiso ir al cielo.

La luna lo miró con ternura.

Cuando llegó a la luna,
era una madera podrida.

Y se fue al sol.

Cuando llegó,
era un girasol marchito.

Cuando llegó a las estrellas,
eran mosquitos dorados.

Cuando quiso volver a la tierra,
ésta era una cazuela volcada.

Y se sintió muy solo.

Se sentó y lloró.

Aún sigue ahí, muy solo.

(Woyzeck, de Georg Büchner)

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