martes, 27 de julio de 2010

Muerte de un ciclista


Parece que nos gusta quejarnos de que hay que pagar por todo o de que apenas hay oferta cultural en las ciudades pequeñas. Grave error. Estamos en verano y además de ir a la playa, pasaear, tomarse un helado o disfrutar de las fiestas hay un placer gratuito como es disfrutar de los cines de verano. Acabo de llegar de San Roque, donde en el patio del Palacio de los Gobernadores instalan unas sillas y una pantalla. Todos los lunes a las 22.30 horas se proyecta una película y hoy he tenido la ocasión de ir por primera vez y ver 'Muerte de un ciclista', de Juan Antonio Bardem, realizada en 1955.
Cuando comento una película no me gusta dar muchos datos del argumento para no destriparla a quienes no la hayan visto. El planteamiento es la relación adúltera de una mujer casada con su amante. Ambos iban en el coche cuando accidentalmente matan a un ciclista. A raíz de ahí se producirán una serie de situaciones que culminarán en un final que, cuando estaba viendo la película, me chirrió bastante. Después leí que, claro está, la censura había intervenido. Más allá de esta anécdota, Bardem tiene la habilidad de hacer una mirada muy crítica de la sociedad franquista, de la burguesía, de la doble moral. El personaje interpretado por Alberto Closas, un soñador que quiere iniciar una nueva vida, comenta que en su generación "ha habido demasiados símbolos".
Referencias de pasada a la Guerra Civil, etiquetas y corsés sociales. No podía faltar la Iglesia y hasta una juerga flamenca, en la que por cierto aparece cantando unos fandangos Gracia Montes, acreditada en los títulos como Gracita Montes, una gran intérprete de la canción española. Uno de los momentos interesantes del film, de factura clásica, con excelentes primeros planos de una bellísima, fría pero atormentada Lucía Bosé, es cuando Alberto Closas acude a interesarse por la viuda del ciclista. La vida de los pobres se nos cuela, en contraste con el mundo de la burguesía, con sus fiestas, sus rituales y su enorme hipocresía.
Otro detalle: una señora de la alta sociedad le comenta a Lucía Bosé algo así como que tiene que ir a un próximo acto benéfico "que no me acuerdo si es para los niños pobres, los niños tontos o los niños algo". Me quedé con esa frase, me parece solidaridad mal entendida. En fin, cómo hemos cambiado. Otra curiosidad es que esta película refleja una manifestación estudiantil, algo sorprendente en el cine de la época. Muy recomendable si no la habéis visto, cualquier película siempre nos lleva a una época y a un momento concretos, nos dice mucho de la propia historia que cuenta y también de su intrahistoria: del momento en el que se rodó y de lo que el director quería contar con ella. Buenas noches y viva el buen cine!

No hay comentarios:

Publicar un comentario