miércoles, 30 de marzo de 2011

Otro grito diferente al de Munch


De vez en cuando tienes que gritar. No puedes callártelo. Te come por dentro esa emoción, ese miedo, ese mensaje. Deseas compartirlo. Y debes gritarlo. Como hace ella. Esta entrada es sólo una excusa para publicar a una de mis actrices favoritas, Marion Cotillard, en una fotografía en la que imita a Janet Leigh en la mítica escena de la ducha de Psicosis (Alfred Hithcock, 1960).


Pues eso, grita de vez en cuando. Nunca viene mal. Qué lástima que sea tan fría la palabra escrita (ya sea en un libro como en un blog o en las redes sociales). Que no tenga entonación ni tono, que no se pueda susurrar, gritar, murmurar, que no se pueda decir más rápida o más lenta...


Grita. Ante lo que no te gusta. Grita. Ante lo que no puedes callar. Grita. Cuando sientas que el mundo te viene grande. Grita. Aunque nadie te escuche. Grita...

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