jueves, 27 de agosto de 2009

La trilogía de Nueva York



Baudelaire: Il ne semble que je serais toujours bien la ou je ne sui spas. Mi amiga Elena me regaló esta cita hace años y aquí empieza mi historia con esta obra. Llevaba tiempo con ganas de leerla, así que me compré el libro (creo que en El Corte Inglés de Jerez, aunque no estoy seguro, en todo caso es un dato completamente prescindible) y ha sido mi última lectura veraniega. Paul Auster está considerado uno de los grandes narradores actuales norteamericanos y ha recibido numerosos premios internacionales, entre ellos el Príncipe de Asturias de las Letras, en 2006, el mismo año que fue galardonado Almodóvar. Hasta llegaron a hablar de un proyecto cinematográfico juntos, como relata el director en su blog, pero no llegó a materializarse.

‘La trilogía de Nueva York’ (Anagrama, Compactos, 2008) la conforman tres relatos: ‘Ciudad de cristal’, ‘Fantasmas’ y ‘La habitación vacía’. Aunque se pueden disfrutar por separado, en este caso tiene su sentido leerlos en orden cronológico, como si fuéramos a ver ‘Azul’, ‘Blanco’ y ‘Rojo’, de Kristof Kieslowski. En ambos casos el final de la trilogía incluye referencias a las dos piezas anteriores que dan otro sentido a la historia.

Si nos centramos en la narración, en los dos primeros casos se trata de historias de detectives y en el tercero de un hombre que recibe la información de que un amigo suyo ha desaparecido. Su esposa, embarazada, contacta con él para que se haga cargo de su obra literaria, como había sido su deseo. Todos le dan por muerto. En los tres casos se trata de hombres que tienen que enfrentarse a búsquedas externas, pero que al final y al cabo no hacen otra cosa que buscarse a sí mismo.

Aunque se lee bastante bien, sin excesivos intelectuales, la obra es bastante compleja, ya que Auster hace una reflexión sobre la identidad, el proceso creativo, la idea del doble, la dualidad. Como señalan los comentaristas se trata de un fascinante juego de espejos, en el que se entremezclan realidad y ficción, la persona y el personaje. Aunque son muy diferentes, la última historia, ‘La habitación vacía’, la relaciono con ‘El corazón de las tinieblas’. En ambas un hombre está buscando a otro. Conocemos muchos datos sobre el que busca, que es más sensato y con los pies en la tierra, aunque el buscado ejerce una increíble fascinación. En ambos casos impregnan toda la obra, aunque realmente su participación es mínima y se centra al final.

No quiero dar más datos para no chafaros las tramas en caso de que decidáis leerlas. Esta obra, escrita entre 1.985 y 1.987, supuso la consagración definitiva de Auster en el panorama literario internacional. Con una visión posmoderna hace una relectura del género clásico del detective, con una compleja estructura narrativa, constantes reflexiones sobre la identidad y la creación literaria. Además incluye numerosas referencias a personajes reales, como Milton, Bakhtin o Lorenzo da Ponte. También cita un supuesto ensayo sobre el Quijote, en el que plantea la fascinante hipótesis de que Alonso Quijano no estaba loco y fingió toda una farsa con la intención de pasar a la posteridad. La obra me ha gustado mucho, me ha mantenido en vilo, es de esas que enganchan. Además de entretenida plantea reflexiones e ideas fascinantes. De momento no lo tengo previsto, porque mi lista de escritores que merecen ser leídos es muy amplia (siempre habrá lecturas pendientes, como películas por ver o discos por escuchar, pero eso es inevitable, nos acabamos nosotros, pero la cultura no se agota nunca) pero habrá que volver a Auster. Sólo sus títulos ya animan a leer esas páginas, por ejemplo ‘Creía que mi padre era Dios’, ‘La música del azar’ o ‘La invención de la soledad’.

Por cierto hay una trilogía de Nueva York en cine, que no tiene nada que ver con Auster. En 1.989, dos años después de la publicación del libro, tres genios como Woody Allen, Francis Ford Coppola y Martin Scorsese rodaron ‘Historias de Nueva York’. Desconozco si se ha propuesto al autor llevar esta obra al cine. Sería interesante, eso sí, con guión de Auster o como mucho que firme con seudónimo. Dark o Quinn valdrían.

De esta novela me quedo con varias citas, aquí van algunas de ellas:

- El deseo sexual también puede ser el deseo de matar, llega un momento en que es posible elegir la muerte en lugar de la vida.
- La cuestión es que al final cada vida es irreductible a nada que no sea ella misma. Lo cual equivale a decir: las vidas no tienen sentido.
- Las historias sólo suceden a quienes son capaces de contarlas, había dicho alguien una vez. De la misma manera, quizá, las experiencias sólo se presentaban a quienes eran capaces de tenerlas.

1 comentario:

  1. Que crees que significa la cita : “La cuestión es que, al final, cada vida es irreductible a nada que no sea
    ella misma. Lo cual equivale a decir: las vidas no tienen sentido.”??

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