lunes, 10 de agosto de 2009

Las Hurdes. Tierra sin pan




“En Las Hurdes no hay nada gratuito. Es tal vez la película menos ‘gratuita’ que he hecho” (Luis Buñuel)

El segundo libro que me encontré (otra vez gracias Raquel y ahora añado: Dios bendiga la Fnac) fue una edición de Taschen de la filmografía completa de Luis Buñuel. Así que fue el momento idóneo para impulsarme a ver una obra que llevaba tiempo pendiente de ser vista en una carpeta cinéfaga de mi ordenador. Este reportaje se hizo en 1.932, en plena época de la II República, aunque retrata un universo que apenas habría variado, salvo en algunos detalles, en las décadas anteriores.

Al principio era una película muda, pero en 1.935 se introdujo voz en off. Gaston Modot, el protagonista de ‘La edad de oro’, fue el encargado de narrarla. Como no sé francés apenas me enteré de nada y es una lástima porque la narración no es baladí y ayuda a subrayar la tesis con la que se hizo este documental. Además hay detalles honestos, como reconocer que lo que escribe un niño en la pizarra, ‘Respetad la propiedad ajena’, se hizo a petición de los autores del film.

Más de 75 años después, sigue siendo un testimonio de gran valor antropológico y también cinematográfico. La imagen más surrealista es el cadáver de un burro, típicamente daliniana. Una de las más impactantes es el entierro de un bebé, en su pequeño ataúd blanco, flotando en el río, una especie de Moisés yermo. O una niña apoyada en una roca, mirando hacia su futuro: ninguna parte. La esperanza muerta.



También se señala cuando se da cuenta de este documental que Buñuel manipuló la realidad a su antojo. ¿Pero qué documentalista no lo hace, hasta el mejor intencionado? Posiblemente a los hurdanos les llamara la atención la presencia de las cámaras, aunque su actitud sería sumamente más espontánea y natural que la de cualquier persona que es grabada hoy día y puede adoptar inmediatamente una pose. Por aquel entonces no se había llegado a ese grado de sofisticación. Además su manipulación es reconocible. Resulta significativo (aunque en ese detalle me fijé porque lo había leído previamente, la verdad) ver despeñarse a una cabra de un risco y contemplar en un lado de la imagen cómo aparece el fuego del disparo.

El documental dura 27 minutos y para el espectador moderno es fácil de digerir, no contiene imágenes escabrosas, aunque sí conmovedoras. La miseria, los problemas físicos, la malnutrición endémica son algunos de los problemas que se denuncian en esta obra. En un añadido de 1.936, al final de la cinta, el autor proclama su fe política en el Gobierno del Frente Popular y lanza un mensaje tanto a los españoles como al público internacional de confianza en que el Gobierno de izquierdas resolvería los problemas de extrema pobreza en España. Ya sabemos lo que vino después.

Buñuel es uno de esos cineastas que tiene todo un universo propio y películas muy variadas, de diferentes etapas, países, no todas al mismo nivel, aunque en cada una de ellas encuentras escenas geniales, detalles surrealistas, planos inolvidables. Las Hurdes es el aquí y el ahora de un momento de la historia de la España negra, ancestral, terrible, doliente. Pero mirar al espejo de la realidad, por mucho que duela, siempre es necesario para ser conscientes de lo que fue y también de lo que hay. ¿Cuántas Hurdes quedan repartidas por el mundo?


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